“Mujeres para el esparcimiento”
Por: Ciprina Rincón.
En la segunda guerra mundial en los territorios ocupados por Japón, fueron creados prostíbulos militares o estaciones para el “esparcimiento”; lugares donde sistemáticamente eran violadas y obligadas a tener sexo con militares japoneses a niñas y jóvenes secuestradas en Korea, China, Vietnan, Malasia, Taiwan e Indonesia.
Del conflicto que acabó en 1945 se estima que cerca de 200.000 mujeres fueron esclavas sexuales del ejercito japonés. En el 2007 el senado japonés ofreció una disculpa pública a las víctimas.
Parecía que estos hechos ya estaban siendo olvidados o como decimos comúnmente, ya habían pasado a la historia…hasta que en declaraciones recientes Toru Hashimoto el alcalde de Osaka, una de las principales ciudades japonesas dijo en una entrevista refiriéndose a -Comfort Women- o “mujeres para el esparcimiento” que estas mujeres habían servido a un propósito útil ya que los soldados quienes ponían su vida en riesgo y pasaban por mucha presión necesitaban de un sistema que les brindara distracción y confort e insistió que esas mujeres forzadas a tener sexo durante la segunda guerra mundial eran una necesidad militar para mantener al ejército japonés en orden y disciplina.
Se dice que la historia nos ayuda a entender el pasado y a prepararnos para el futuro y no cometer los mismos errores; ejemplos como el de este individuo para el cual mujeres secuestradas, violadas y forzadas a tener sexo solo son parte de un relato histórico sin trascendencia y el cual ya no es relevante. Gente como esta que piensan que el estrés de un soldado es más importante que la violación de niñas raptadas, tienen la escala de valores y la moral en entre dicho.
Las implicaciones de estas declaraciones solo nos motivan mas a seguir trabajando por la divulgación, prevención y la ayuda a las víctimas del tráfico humano. Los políticos, líderes comunitarios y ciudadanos necesitan entender el tráfico humano como un crimen horrendo que ocurre en cualquier parte del mundo y donde las víctimas son siempre las más indefensas.
Justificaciones expresadas por este político japonés no paran de seguir sucediendo; el negocio del tráfico humano debe ser detenido; lugares como “las estaciones de esparcimiento” de los japoneses nunca deben volver a aparecer. Todos podemos aprender de la historia y trabajar en la protección de las victimas de tráfico humano.