El silencio de la gente buena
Hace un par de semanas en una reunión de la comunidad con el representante de una firma de abogados, surgió una de esas preguntas que acaparan toda la atención de quienes trabajamos en los medios de comunicación, porque traen todo ese componente de lo que puede ser una buena historia, pero que al final termina por diluirse sin haber pasado nada.
Una mujer que reside en el condado de Cobb narró que es beneficiaria del Estatus de Protección Temporal—TPS, por sus siglas en inglés, y que un abogado local, de origen latino, de cuyo nombre no me quiero acordar, como dijera Cervantes, le había hecho una aplicación de ajuste de estatus a su esposo, basados en su TPS.
La afectada solo quería saber qué pasaría con los papeles que sometió para su esposo, sabiendo que no tenían posibilidades de hacerlo y si corrían el riesgo de que hubieran quedado bajo el radar de las autoridades migratorias por ese “error”. Por desgracia, todas las respuestas para casos como éstos pueden llevar el signo de negativo.
Abordada después para conocer más del caso y buscar las evidencias en los documentos que la mujer dice tener, vimos como se frustraba una vez más, no el contarles una buena historia, sino el dejar en evidencia a un mal profesional, que conociendo la necesidad de la gente y de la comunidad, se valen de ella para sacarles dinero y explotarlas económicamente.
De paso, quién es adivino para saber si otras víctimas se hubieran atrevido a hablar y habrían complementado la denuncia contra este tipo de personas que entre los latinos, se sabe que hace su agosto todo el año, y debido al silencio que termina convirtiéndose en cómplice de los propios afectados, más incautos siguen cayendo cada día.
A la salida del recinto del que hicimos mención al comienzo de esta nota, otra mujer se acercó para referirnos que a su esposo hace muchos años otra abogada le había prometido cometerle una aplicación para tramitarle un permiso de trabajo, al cual no tenía derecho, y sí, en efecto, el hombre logró obtener un permiso que luego le fue revocado.
“Ahora no sabemos si eso lo va a afectar si viene una reforma migratoria”, dijo la mujer, quien tampoco quiso entrar en detalles para dejarnos contar completa su historia y saber así, no solo cuántos han sido timados por este tipo de delincuentes de cuello blanco, sino para alertar a otros que están a punto de cometer los mismos errores.
Esta semana el Servicio de Inmigración y Ciudadanía-USCIS, por sus siglas en inglés, alertó a cerca de un tipo de estafas telefónicas contra personas que tienen o han tenido alguna vez algún trámite con las autoridades migratorias, lo peor del caso, es que, cientos de familias alrededor del país pueden estar cayendo en este momento en esa trampa, mientras el silencio cómplice de quienes, a todo les da miedo, sigue siendo caldo de cultivo para que esto se multiplique.
En esto resumiríamos el mal que le hace el silencio de los afectados a casos como el de los abogados, que escondidos tras sus corbatas y su verborrea roban a diestra y siniestra a nuestra gente, ya Mahatma Gandhi lo había dicho desde el siglo pasado: “Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena”.