DFCS, le quita al nieto por un año, sin aparentes causas
Por: Rafael Navarro- ENG.
Dolores supo desde el comienzo que la batalla no iba a ser fácil pero decidió no darse por vencida, con la misma firmeza con que asumió desde el principio la lucha por la custodia de su nieto ahora dice que quiere que se conozca su historia porque entiende que muchas familias pueden estar pasando por situaciones similares.
Ahora con la mente más despejada recuerda cada detalle con más precisión y trata de no dejar espacio para sustentar su queja después de haber sido separada de su nieto por 11 meses debido a una querella que algunos vecinos interpusieron ante la División de Familia y Servicios a los Niños, mejor conocida como DFCS, por sus siglas en inglés.
Se inicia el viacrucis
Dolores junto con su familia tenía ya 10 años viviendo en un complejo de casas móviles al sur de Atlanta, hasta que una de sus hijas compró una casa que requería algunos arreglos antes de ser habitada, por eso cada quien participaba en tareas de remodelación, limpieza y adecuación hasta que la nueva vivienda estuviera adecuada.
“El 3 de agosto del año pasado todavía vivíamos en una traila que habíamos vendido el primero pero yo me había ido a la nueva casa con mi nieto a quien estaba cuidando, pero ese mismo día llegaron a la traila y le dijeron a mi hija que querían ver al niño”, narró Dolores.
Dice que su hija la llamó y le dijo lo que estaba pasando, porque unas trabajadoras sociales de DFCS estaban ahí averiguando por ciertas anomalías de las que habían sido informadas relacionadas con presunto abandono del menor.
“Yo pedí que lo vinieran a ver acá, pero al comienzo dijeron que no, que estaba muy lejos, pero después dijeron que sí y llegaron, y vieron y el niño estaba bien grande, bien cuidado”, afirma Dolores quien recuerda que las trabajadores eran dos afroamericanas y una blanca.
“Se sorprendieron porque el niño estaba bien cuidado, pero querían revisar la casa porque el niño no podía vivir ahí…” Relata la mujer y advierte que trató por todos los medios de explicarles que ellos no vivían aun en esa casa, sino que la estaban adecuando para mudarse pero las mujeres no le hicieron caso, en cambio escribieron en sus notas cosas como:
“Pusieron que dormía en una cama improvisada y que había gasolina afuera, que debían sacar al niño de ahí…”
Al comienzo, porque los padres del menor no tenían trabajo, no calificaban para tener al niño en ese tiempo de 11 meses y optaron por pedirle a un tío que lo cuidara pero éste rehusó hacerse la prueba de alcohol y drogas y fue descalificado.
“Entonces ellos decidieron llevárselo”, cuenta Dolores, quien más tarde se enteró que todo se había originado porque una pareja de americanos que vivía en el complejo de casas móviles, habían llamado a DFCS porque los papás llevaban al niño en el carro con la música a alto volumen.
“Y ahí un par de mujeres siempre quisieron que les regalara al niño, siempre nos pidieron que se lo diéramos y yo decía que no, que el niño no lo estábamos regalando”
Una larga espera
“Pasaron tres semanas sin que pudiéramos ver al niño, no nos dejaban verlo… no lo vimos, no sabíamos nada del niño no sabíamos si era cierto que el DFCS era el que se lo había llevado porque ellos no llevaron una orden ni traían nada, no presentaron nada y no firmamos nada” advierte la mujer de origen mexicano.
Lo que Dolores dice entonces que comenzó a descubrir es que, al parecer los que denunciaron la supuesta desatención del menor, eran amigos de una pareja de morenos que a su vez eran muy cercanas a algunas funcionarias de DFCS, a los que terminaron dándole al niño en custodia, tres semanas después de habérselos quitado.
“Los americanos eran muy amigos de las mujeres de DFCS”, recordó la abuela, quien para esa época había pedido que le dieran a su nieto en adopción pero el juez en una primera corte le negó esa petición porque ella es indocumentada.
“Yo quería meter aplicación por el niño pero me dijeron que no podía porque no tenía papeles y me podían echar a inmigración… entones se lo dieron a una pareja de morenos…”
Para esa época ya contaban con los servicios del abogado Keiph Wood Jr., pero la barrera del idioma no le permitía a ella conocer de cerca lo que estaba pasando, solo que cada viernes que tenían derecho de ver al niño, lo encontraban desmejorado.
“En ese tiempo que estuvo con la pareja de morenos, cuando no estaba enfermo estaba golpeado a cada semana que íbamos…la última semana que fuimos a verlo, el niño estuvo enfermo y traía como un golpe largo en la pierna como de una cuarta…”
Fue cuando decidió hablar a la radio y a la televisión y siempre le decían que no podían hacer nada.
“Gracias a derechos humanos pudimos buscar ayuda y solucionar este problema” advierte Dolores, se refiere a la Alianza Latina de Georgia por los Derechos Humanos, a la que llegó luego de llamar a la radio 1310 AM y éstos le ofrecieron su apoyo.
“Notamos que había un problema de comunicación, el abogado que buscaron no habla español y ella no habla inglés” dijo Adelina Nicholls sobre este caso.
Aunque no se atrevió a hacer conjeturas más allá de lo que pudo ver, sí recuerda que le llamaron la atención algunos detalles cuando hablaron directamente con el director de DFCS y éste a su vez contactó a la supervisora de las trabajadoras sociales, pero estuvo muy dispuesto a colaborar y así lo hizo.
Esperanza Civil, una mujer que ha asumido este nombre y se ha convertido en apoyo para algunas personas y familias como la de Dolores, estuvo también trabajando en el caso y fue ella quien contactó al abogado Wood en una primera instancia.
“Al comienzo no me prestaban mucha atención, pero cuando me identifiqué como una organización que estaba buscando y pidiendo respuestas por el caso de una cliente a la que no le habían definido nada entonces me hablaron”, dijo Esperanza.
El pasado 31 de julio fue la corte en la que se definiría el futuro del menor, esta vez ya con el acompañamiento de GLAHR, los acercamientos, las conversaciones y las pláticas en las que se dejaron entrever algunos desajustes en el sistema, en la Corte Juvenil del condado de Clayton la custodia fue entrega al padre del pequeño quien ahora tiene un trabajo estable.
El pasado 2 de agosto, el mismo mes en que el niño cumple sus dos años, éste fue entregado de manera oficial a su familia y ahora vive nuevamente al cuidado de su abuela Dolores.
“Ya no es el mismo niño tranquilo, ya no está quieto, parece que no nos conociera, allá estaba con otros niños morenos, nada igual como estaba con nosotros” se lamenta la abuela.