La abolición de la esclavitud
El 27 de abril de 1848, Víctor Schoelcher firmó el decreto que abolía la esclavitud en Francia. El 10 de mayo fue el día escogido para conmemorar ese evento tan importante. En efecto, en ese momento se pasó una triste página de la historia de este país. Durante siglos la esclavitud manifestó la tendencia de los hombres a utilizar su poder para oprimir a sus semejantes y saciar su codicia.
Pero la esclavitud, ¿ha desaparecido realmente? En nuestra sociedad moderna, donde todos proclaman su libertad, ¡cuántas personas están bajo la esclavitud de la droga, del alcohol o de cualquier otro tipo de vicio! Su servidumbre quizá sea tan cruel como la de los esclavos en otro tiempo.
“Todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado”, declaró Jesús. Pero luego añadió: “Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:34, 36).
La libertad que Jesucristo propone nos libera del juicio que nuestros pecados merecen ante Dios: él mismo recibió este juicio en la cruz, y se revela como Salvador. Su muerte también nos libera del poder del pecado que está en nosotros: si depositamos nuestra confianza en él, nos libera de lo que nos tiene esclavizados.
Hoy Jesús todavía llama: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).