Días de grandes celebraciones
Por: Juliana Henao
Se acerca una época de gran actividad para la mayoría de las personas. Familiares y amigos planean reuniones para compartir, llegan invitaciones a diferentes eventos para la misma fecha, hay un aumento en los gastos financieros debido a compra de regalos, ropa, comida, viajes.
Se reciben múltiples invitaciones para apoyar a alguna organización que requiere fondos. Las tiendas seducen con sus vitrinas llamativamente decoradas y mientras para algunos esta época es sinónimo de alegría, para otros es una época de gran stress y tristeza.
Muchos se encuentran sin sus seres amados, otros se encuentran en bancarrota o un salario que apenas alcanza para sobrevivir, hay deudas, las relaciones con familiares y amigos no es tan cercana, o quizás se encuentran en un estado de salud delicado, entonces la pregunta es ¿Cómo podemos celebrar cuándo no hay motivos para hacerlo?
-La respuesta puede a veces ser tan sencilla, que pueda no verse y mucho menos comprenderse.
Lo primero que se sugiere hacer es calmar la mente, es decir, por unos cuantos minutos acallar la conversación interna que se tiene, que a veces puede ser más cruel y despiadada que si se estuviera teniendo con el enemigo. Incluso este ejercicio se puede hacer en 60 segundos, no requiere mayor tiempo. La clave es repetirlo a diario, y si se siente cómodo, se puede repetir varias veces al día.
Segundo, sustituir el dialogo interno por frases cortas como: “Estoy bien en el aquí y el ahora” “Estoy en paz” “Estoy saludable”. Estas frases pueden repetirse mentalmente, varias veces al día, en especial en esos momentos en que los fantasmas del pasado llegan.
Si no es muy amigo de las frases, simplemente bendiga cada pensamiento que llegue. Estos dos pasos que aunque sencillos, pueden representar un gran trabajo hasta que sea algo natural, lo va a llevar a un tercer paso que es prestar atención.
Cuando la mente está clara, es posible prestar atención al presente, a lo que dicen los otros, a lo que sucede alrededor, pero lo más importante a lo que dice el corazón. Y cuando se escucha podemos encontrar alternativas de solución a los problemas.
Por ejemplo, algún amigo mencionó el nombre de un buen doctor con experiencia en tratar la enfermedad que se tiene, y por estar enfocados solo en el dolor no escuchó el nombre, pero cuando la mente está clara, se recuerda el nombre y lo que hace o significa.
Otro ejemplo, puede ser en el caso de las relaciones de pareja, cuando hay conflicto se asumen cosas que la pareja siente o hace. Cuando la mente está clara y se presta atención se puede observar cómo se comporta la pareja en realidad, qué es lo que dice y se puede preguntar sin ofender, ¿Por qué ya no hay suposiciones?
Para concluir, es posible celebrar, es posible sentir paz interior, y no se necesita ser un experto en técnicas de meditación o rezar todo el día, es tener la disposición de prestar atención, el prestar atención nos ubica en el aquí, en el ahora y cuando se logra se puede ver que hay motivos de sobra para disfrutar.