Ignacio Montoya: Un guerrero al que nada detiene

018

Por: Rafael Navarro- El Nuevo Georgia News.

Este 17 de diciembre Ignacio se levantó más temprano que de costumbre porque tenía una cita que había aplazado por dos años, cuando la adversidad se le atravesó en el camino y lo llevó al borde de la muerte, ahora en la puerta de su apartamento estaba listo y ataviado para una de las mejores ocasiones de su vida: Su grado en Administración de Negocios.

Como ese buen guerrero que ruge dentro de él, salió rumbo a su cita en el Georgia Dome, donde el Instituto Tecnológico de Georgia le concedió su diploma luego de tantos ratos en los que se combinaron instantes dulces y amargos, todos superados por una mente y un corazón que le sigue latiendo con los mismos ímpetus con que una tormenta es capaz de borrar en segundos las nubes que oscurecen la tarde.

Superó la depresión y nada lo ataja

“Desde que hablamos la última vez, ha pasado mucho”, me dice. “Salí de la depresión y me comenzaron a pasar cosas maravillosos una tras otras, empecé a conocer amigos que se comenzaron a incorporar más a mi familia, en febrero y marzo tuve otra operación en el brazo derecho para mejorar la cicatrización de la primera cirugía…” comenta como si no le alcanzara el tiempo para describirlo todo.

“Fue un proceso horrible, porque me dolía 24 horas al día siete días a la semana, pero me recuperé de eso, ya el brazo lo puedo mover más”, en efecto la primera vez que hablamos ese brazo justamente estaba inmovilizado por el accidente en el que se vio envuelto.

“Hice muchas cosas, busqué muchas opciones en diferentes hospitales, pero encontré muchas puertas cerradas, no vi ninguna opción, por ese lado fracasé, no encontré ninguna otra alternativa, para mejorara mi estado de salud…”

Un milagro estar vivo

El 4 de diciembre de 2012, este joven que solo el día anterior había cumplido los 22 años, se encontró de frente con la muerte. Le faltaban unos 700 pies para llegar a su casa cuando un automóvil se le atravesó en el camino y de ahí en adelante su mundo se apagó, para volver a ver la luz casi tres meses después.

El 28 de febrero de 2013, Ignacio Montoya de origen cubano, estaba viendo otra vez el sol, pero recordaba muy poco. No sabía cuánto tiempo había estado dormido, y mucho menos se imaginaba lo que vendría después. Su primera reacción al despertar, fue tratar de moverse, pero pronto llegó a darse cuenta que eso, por el momento, no le iba a ser posible.

Debido al accidente que sufrió, Montoya tuvo serias complicaciones de salud que comprometieron su movilidad, solo puede mover su brazo izquierdo, un poco el derecho y del cuello hacia arriba, el espacio en su espina dorsal que quedó sin afectar fue tan mínimo, que pocos milímetros más y queda en estado cuadripléjico, según le dijeron sus médicos.

Ignacio es huérfano de madre desde los 5 años, pero eso no le impidió ser un chico normal y tener sueños muy grande, como el de llegar a ser piloto y más tarde hacer parte de la Agencia Aeroespacial de Estados Unidos—NASA-, “No era solo un sueño, era mi sueño, la meta que siempre tuve”, dice.

Se graduó de Brookwood High School en Snellville con notas que le permitieron acceder a becas universitarias, con las que asistió a Georgia State University y Georgia Tech. “Nunca he tenido que pagar ni un dólar por un libro, porque me gradué con buenas notas” recuerda, su GPA, es de 3.7, y siempre fue un alumno aventajado.

Su relación personal con la Fuerza Aérea de Estados Unidos comenzó como un Cadete, contratado cuando hacía su primer año de universidad en el Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de la Reserva de la Fuerza Aérea, asistió a la Universidad Estatal de Georgia y se matriculó también en el Instituto de Tecnología de Georgia—Georgia Tech.

Pero el accidente de 2012, le dio un vuelco a su vida por completo, aunque eso no le ha impedido seguir luchando por lo que le corresponde en la vida.
Cómo terminó los estudios

Mientras me narra sus últimas aventuras, ignora que lo estoy viendo hacer todo lo que describe, salir de su apartamento, tomar el bus de Gwinnnett que lo transporta hasta la estación de trenes en Doraville y de ahí llegar a la estación cerca de Georgia Tech, donde el verano de 2014, decidió regresar a terminar los estudios que había dejado inconclusos.

“No tenia manera de pagar la universidad, pero califiqué para dos becas, que cubrieron el cien por ciento de los estudios, y le metí ganas”, recuerda. Pero luego eso cambió cuando Alexandra Londoño, de quien está profundamente agradecido, decidió que podía llevarlo en su carro y encima de eso quedarse en las clases ayudándole a tomar notas.

El 2 de diciembre terminó por fin sus estudios, y se prepara para en el verano de 2015 empezar su Maestría en Administración de Negocios o quizá Ingeniería Biomédica.–diseñando cosas como el exoesqueleto para que paralizados como él puedan caminar.

“No quiero esperar a que alguien me presente una maquinita para que yo vuelva a caminar o cualquier cosa, sino ponerme yo a diseñar mi propia máquina y no depender de nadie…esa sería un nueva meta para mi vida…”

“Voy a ganar esta guerra”

“Declaro más allá de los cielos, que esta silla de ruedas no será una parte de mí, el resto de mi vida y no lo será, no lo es y no define el hombre que soy”, escribió Ignacio en respuesta a un coronel de la Fuerza Aérea quien le puso como plazo el 3 de diciembre de 2020, para pararse de la silla si quiere regresar a su posición como piloto militar de combate.
“Dios sabe que le voy a dar duro a esta batalla con todo lo que tengo para lograr lo que muchos ven como imposible, volver a caminar…” concluye.

Un corazón agradecido

Por sobre todo Ignacio es un ser agradecido, por eso dice que el mejor regalo que puede hacer a quienes le han ayudado es recordarlos, aunque quizá se le olviden nombres, pero habla de John y Alexandra Londoño del Centro Misionero Vino Nuevo, además de Hilda Martha García y su esposo Julio Soto; Wilfred Rodríguez, Yanny Barrios, Rafael Montoya, su tío de Kendall; Ignacio B. Montoya y Janet Ortega; Oneida Souza, Luis Martínez, Howard López y muchos más.

“Todas estas personas me ayudan cada día y han sido una bendición para mí en todo este proceso”, señala Montoya.

Usted puede apoyar a Ignacio

Para ayudar a este joven a comprar dos aparatos especiales que requiere para tener una mejor calidad de vida, puede hacer sus donaciones a la cuenta de Bank of America: # 334014624779 a nombre de Ignacio Montoya, o llamarle al: (404) 574.0094 o escribirle a: Ignaciomontoya@rocketmail.com

VEA EL VIDEO

[youtube id=”-79D2VoO2oc”]

Editor

Rafael Navarro, es Comunicador Social- Periodista de origen colombiano, ha trabajado por más de 30 años en medios de comunicación en español, tanto en Colombia como en Estados Unidos, en la actualidad es editor del periódico El Nuevo Georgia.

Related post

Verified by MonsterInsights