El orgullo de ser “Un buen hijo de P…”
Por: Ismael Cala
@calacnn
“Lo primero es aprender a cambiar paradigmas para poder transformar en positivo todo lo que ahora consideras negativo… podrás convertir los problemas en nuevas oportunidades de crecimiento”. Así dice Arturo, el guía de vida de mi fábula “Un buen hijo de P…”, a Chris, un joven enamorado y talentoso, pero corroído por la impaciencia y la duda existencial. “Un buen hijo de P” trata sobre las tres P que han marcado mi vida: pasión, paciencia y perseverancia.
Arturo induce a Chris a apreciar el lado provechoso de las cosas, a revertir lo negativo en positivo, aunque para ello tenga la imperiosa y difícil tarea de romper paradigmas, esquemas mentales que muchas veces llegan a formar parte de la vida de los seres humanos.
Mi libro aborda la apremiante necesidad del cambio para bien, de desgajar lo establecido —o supuestamente establecido—, cuando esto nos impide crecer como seres humanos, nos hace infelices y entorpece el camino hacia el éxito.
Chris tiene la dura tarea de revertir el significado de la frase “Un buen hijo de P…” y convertirla en encomiástica, en una expresión transformadora que impela al cambio. El libro es una alabanza a la necesidad de transformación del espíritu humano. Al menos, eso me propuse.
Una vez persuadidos de aquello que nos limita, y dispuestos a evolucionar por nuestro bienestar con pasión, paciencia y perseverancia, no existirán paradigmas ni esquemas mentales, por muy milenarios que sean, ni obstáculos objetivos o subjetivos que nos detengan en el camino hacia la felicidad y el éxito.
La pasión nos impulsa, la paciencia nos evita las imprudencias, la perseverancia nos brinda fortaleza para seguir adelante, a pesar, incluso, de aparentes fracasos.
Aunque he trabajado con todo el amor y el respeto que merecen mis lectores, no pretendo con el libro escalar la cumbre literaria, sino simplemente posibilitar el camino hacia la plena realización espiritual. Demostrar que, si luchamos, podemos ser mejores.
“Nuestra mentalidad tiene que evolucionar, adaptarse a los retos que nos impone la vida”, dice también Arturo a Chris en una de las páginas iniciales del libro. Si los lectores armonizan con este mensaje directo y claro, nada rebuscado, si lo hacen suyo, me sentiré aun más orgulloso de ser “Un buen hijo de P…”.