Alabama sin migrantes, ¿un ejemplo de prosperidad?
Por: Adriana García
Pese a la cercanía de las elecciones presidenciales, el tema sobre migración no es aún un asunto de interés entre los principales candidatos presidenciales. Es el tema de la economía y su recuperación el centro principal de su atención.
Mientras tanto, continúan promoviéndose políticas anti-inmigrantes en algunos estados del país y destaca el caso reciente de Alabama, en donde la ley HB 658 fue firmada por el gobernador Robert Bentley apenas unas semanas atrás y la cual secunda aspectos de la ley H56.
Interesantemente, Ross Eisenbrey, ex consejero del senado estadounidense y actual vicepresidente del Instituto de Política Económica (EPI), publicó al respecto un artículo titulado: ¿cómo está esa contundente cosa-inmigrante trabajando para usted? ( How’s that immigrant-bashing thing workin’ for ya?), en el que cuestiona la efectividad de la HB56 como una medida favorable para el estado de Albama en términos económicos.
En su artículo, Eisenbrey comenta el hecho de que, aparentemente, una gran mayoría de políticos en Alabama están convencidos de que sacar a los trabajadores indocumentados del estado que residen ahí, mejorará sin duda la economía estatal.
Eisenbrey afirma que al convertirlos en criminales, etiquetarlos como extranjeros ilegales, negarles servicios básicos como agua y electricidad y aterrorizar a sus familias, este grupo anti-inmigrante cree poder deshacerse de una supuesta carga económica para los contribuyentes y mejorar la competencia por los pocos trabajos existentes en mercado laboral local.
Sin embargo, Eisenbrey indica que después de un año de vigencia de la HB56, la economía de Alabama definitivamente no ha mostrado ninguna mejora, así como tampoco ninguna estimulación. En el área laboral, Alabama no ha creado más trabajos en comparación con los estados vecinos, al contrario se encuentra bajo el promedio regional y muy debajo del nacional. De hecho, la tasa de crecimiento de empleo representa un séptimo del promedio nacional, es decir .2% contra 1.4%.
De acuerdos con las estadísticas públicas del EPI, Eisenbrey señala que los Estados Unidos han recuperado 43% de trabajos perdidos durante la recesión, mientras que Alabama sólo ha recuperado cerca del 9%. En cuanto a la riqueza del estado y de sus trabajadores, la situación tampoco ha mejorado.
Incluso con algunos trabajadores, el ingreso personal ha caído durante los dos cuartos que siguieron a la HB 56, mientras que en los estados vecinos no cambió. En cuanto al desempleo, la desaparición en el mercado laboral de inmigrantes ilegales no abrió nuevas oportunidades para los nativos de Alabama, así como tampoco cortó el número de desempleados.
En comparación con Tennesse, Georgia, Missisipi y Florida, el desempleo en Alabama cayó un poco más rápido durante el año pasado, 2 puntos porcentuales contra 1.7 puntos. Alabama perdió 52 mil trabajadores de su fuerza laboral en menos de un año, mientras que en los estados vecino creció.
Es interesante la conclusión de Eisenbrey al respecto, al afirmar que la paliza antiinmigrante en Alabama no es en realidad la solución para la prosperidad de ese estado. En base a estas observaciones, evidentemente tampoco parece ser la respuesta para la prosperidad en otros estados deseosos de seguir el ejemplo de Alabama.