En ceros la migración neta de México hacia Estados Unidos
Adriana García
El Pew Hispanic Center (PHC) reportó una caída en el flujo migratorio entre México y los Estados Unidos, ubicado en ceros por primera vez en 40 años. El PHC atribuyó la caída a la frágil condición de la economía estadounidense, el aumento en el número de deportaciones, los crecientes peligros de las rutas migratorias, el aumento en la seguridad fronteriza, así como el declive en las tasas de natalidad mexicana y las cambiantes condiciones económicas de ese país.
Basados en diversos estudios y censos de ambos países, los resultados indicaron que durante el quinquenio 2005-2010, un total de 1.4 millones de mexicanos emigraron a los Estados Unidos, significando menos de la mitad de los 3 millones que entraron entre 1995-2000. Al mismo tiempo, 1.4 millones de mexicanos juntos con sus hijos nacidos aquí se regresaron a México, casi el doble de la cifra registrada durante un 1995-2000, que se ubicó en 700 mil mexicanos.
Esta marcada tendencia hacia la baja en las cifras de la migración neta ha significado un importante decrecimiento durante las últimas 2 décadas en cuanto al número de migrantes indocumentados viviendo en los Estados Unidos, es decir 6.1 millones en el 2011 comparado con los 7 millones en el 2007.
Durante el mismo periodo, el número de migrantes legales se acrecentó modestamente, pasando de 5.6 millones en el 2007 a 5.8 millones en el 2011. Los mexicanos representan cerca del 58% de los inmigrantes ilegales en el país, así como el 30% de todos los migrantes legales e ilegales en la nación.
A México le sigue China como la nación expulsora de migrantes más grande. Al mismo tiempo, la detención de mexicanos tratando de cruzar la frontera ilegalmente cayó a más del 70% en años recientes, pasando de un millón de personas durante el 2005 a sólo 286 mil en el 2011, situación que ocurre coincidencialmente con el reforzamiento de las medidas de seguridad fronteriza entre México y los Estados Unidos.
Por su parte, las deportaciones de mexicanos indocumentados se han incrementado a niveles record. En el 2010, cerca de 400 mil indocumentados fueron deportados por autoridades estadounidenses, siendo 73% mexicanos. Si bien muchos de los encuestados manifestaron se deseo de volver a cruzar la frontera de manera ilegal, la gran mayoría indicó que no lo haría más. De acuerdo con autoridades migratorias mexicanas, durante el 2010, un 20% de jornaleros migrantes manifestó que no regresarían a los Estados Unidos, cifra mucho más alta a la registrada en 2005 que fue de un 7%.
México ha sido históricamente el principal país expulsor de migrantes hacia los Estados Unidos en las últimas 4 décadas, con un flujo casi comparado al registrado por los alemanes e irlandeses durante el siglo XIX. Sin embargo, el reciente diagnóstico del PHC muestra una marcada disminución a partir del 2006 en cuanto al flujo de México hacia Estados Unidos, mientras el flujo de regreso hacia México definitivamente aumentó durante los cinco años previos al censo del 2010.
Pese a la interrupción en el flujo migratorio de México, se conoció que la población estadounidense-mexicana continúa creciendo y que alcanzó 33 millones en 2010, debido a los nacimientos durante el periodo 2000-2010. A la fecha, los Estados Unidos cuentan con 12 millones de inmigrantes procedentes de México, cifra superior a los inmigrantes extranjeros radicados en cualquier otro país.
A pesar de estas cifras, el rápido crecimiento de los hispanos en este país se encuentra cerca de un 16 % de los 308 millones de habitantes y algunas proyecciones apuntan que en para 2050 un tercio de los estadounidenses serán de origen hispano, lo que otorga a esta población cierto poder potencial tanto político como socioeconómico.
La importancia del voto latino destaca a partir de que no sólo hay más votantes hispanos, sino que esta población es más joven que las demás y con vistas a las elecciones del 2016 y 2020, es indudable que la influencia del votante latino se fortalecerá con el tiempo y será éste el que tarde o temprano impactará tanto políticas públicas sobre la inmigración como el comportamiento del flujo migratorio de México hacia los Estados Unidos.