Hugo Chávez, héroe o villano
Por: Adriana García
Como Ho Chi Minh, Vladímir Ilich (Uliánov) Lenin o Mao Tse Tung, así quedará el cuerpo del ex comandante en jefe de Venezuela Hugo Chávez, embalsamado en el Museo de la Revolución y en una urna de cristal. Luego de su inesperado fallecimiento por causa del cáncer el pasado 5 de marzo, el ex presidente venezolano Hugo Chávez ha pasado de ser un popular mandatario de corte populista a una figura heroica al estilo del caudillismo bolivariano, en una sociedad venezolana altamente política y socialmente dividida.
¿Héroe o villano? Es una de las preguntas que la actual sociedad y los distintos grupos políticos de Venezuela aún debaten, en una coyuntura histórica en la que está próxima a definirse el rumbo de ese país en un ambiente de elevada incertidumbre política y económica.
Tras la muerte de Chávez ha sido el vicepresidente Nicolás Maduro quien tomó el cargo de presidente interino de Venezuela, el pasado 9 de marzo y quién recientemente registró su candidatura como presidente, junto con el líder opositor Henrique Capriles de cara a los próximos comicios presidenciales del 14 de abril. Maduro es percibido como el funcionario de mayor poder ungido por Chávez como su sucesor político, mientras que Capriles cumple las expectativas de cambio esperadas por los opositores del chavismo.
Si bien, para una gran parte de los venezolanos Hugo Chávez fue un líder socialista a favor del pueblo y en contra del capitalismo norteamericano, para otros fue un político autoritario que acalló la libertad de expresión política y social y sólo acumuló bienes para sí mismo a costa de la economía nacional.
Bajo sus distintos mandatos Chávez convirtió a Venezuela en una democracia plebiscitaria que en la realidad cerró espacios para los contrapoderes de un auténtico Estado de derecho. Considerando que Maduro ha manifestado su intención de seguir los consejos que Chávez dejó a cumplir por él antes de morir como: mantener y consolidar la independencia conquistada en 14 años; construir el socialismo diverso y democrático; levantar a Venezuela como un país potencia en América Latina; consolidar un mundo de equilibrio y sin imperios; y contribuir en la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana; resulta evidente el hecho de que las muestras de emoción popular por su muerte están generando un culto a su personalidad y esta situación es simplemente un retraso en el avance social de Venezuela desde la perspectiva de algunos analistas.
En este marco, es previsible una campaña electoral muy polarizada con una escena política en la que los dos principales contrincantes se enfrentarán por vez primera y en 14 años, dentro de una democrática sin la presencia física de Chávez.
El tono de la contienda apela a una confrontación directa y violenta, dada la densa atmósfera de emocionalidad por el reciente fallecimiento de Chávez quien antes de morir exigió a sus seguidores votar por Maduro. En un país con una alta tasa de homicidios -55.2 por cada 100 mil habitantes, 6 veces la media mundial-, una alta inflación y un desabastecimiento de productos básicos, resulta difícil saber cuál el resultado de la contienda aún cuando la oleada de conmoción popular parece asegurar la victoria electoral del chavismo.