Peligros de un mundo virtual
Por: Adriana García.
Nguyen Ha Dong, el vietnamita creador del juego virtual Flappy Bird, retiró del mercado la aplicación más popular del año, causando sorpresa en los apasionados del mundo en línea. El juego descargado por más de 50 millones de usuarios alcanzó una alta popularidad debido a su dificultad para ganar, lo que estimuló el interés de sus seguidores quienes ya esperan con ansiedad la aparición de un nuevo juego de Ha Dong, quien está siendo considerado como un posible genio de los gamers.
Ha Dong y su nuevo éxito es sólo un ejemplo de lo que el mundo en línea presenta para la actualidad. La palabra virtual es ya un término familiar casi para todos, particularmente en las sociedades occidentales y sobre todo para las nuevas generaciones de niños y jóvenes que no se escapan de esta tecnologización incluso a nivel educacional.
Noticias financieras y políticas, así como situaciones cómicas o trágicas hacen la nota del día en el internet y pueden llegar a ser virales si son lo suficientemente morbosas, asombrosas o impactantes.
El nuevo elemento de la vida cotidiana ya no es la información en sí, sino la cantidad que ésta presenta y la rapidez con que se difunde. La posesión de un celular, computadora o tableta no es un lujo, sino una necesidad y para aquellas generaciones que han sido sobrepasadas por perder el margen que separa a los tecnologizados de los obsoletos, comprender las bondades y desafíos de esta nueva tecnología es un reto.
Pero a esta situación también se añade otro elemento, las deficiencias mismas de un mundo virtual que exponen una serie de vacíos tales como la ausencia de una definida regulación legal, la falta de control selectivo en el manejo del flujo de información, así como el crecimiento y fortalecimiento de agentes criminales cibernéticos llamados hackers, quienes ponen poner en riesgo tanto la seguridad de un país como la seguridad personal de cientos de ciudadanos.
Un caso sonado a nivel gubernamental es el de Edward Snowden, quien publicó información confidencial del gobierno de los Estados Unidos en el internet o bien el reciente escándalo del gobierno británico por supuestas prácticas no autorizadas para implantar malware en el internet con el fin de revelar la identidad de hackers.
Asimismo, el robo de las tiendas Target y Neiman Marcus, las cuales sufrieron la extracción de información personal de millones de clientes que causó cierta paranoia en los consumidores. Situaciones similares ocurrieron para la Universidad de California, la empresa Coca Cola, y el departamento federal de asuntos veteranos, entre otros.
De esta manera, el riesgo de filtraciones no deseadas en línea no es sólo para las organizaciones empresariales o los gobiernos, sino también a nivel personal que involucran el uso ilícito de cuentas bancarias, fraudes a través de emails y engaños de otro tipo como obtención de información privada para uso criminal como secuestros, particularmente en países donde este tipo de mercenarismo es cotidiano.
Conforme los ladrones cibernéticos aumentan su actividad online, también se acrecienta la preocupación por proteger la información personal. Y mientras los gobiernos comienzan a discutir regulaciones más restrictivas en esta área, las brechas en el manejo de la información son ya un hecho factible y frecuente.
Al respecto, el diario New York Times indicó que desde el pasado 2005 a la fecha se ha registrado la extracción de información personal de alrededor de 663 millones de individuos. Mientras que la organización Estrategia e Investigación Javelin, en su reporte anual señaló que cerca de 13.1 millones de víctimas sufrieron de robo de identidad durante el 2013, un fraude que es definido como el uso de una identidad ajena a fin de obtener una ganancia financiera ilícita o no autorizada.
Dado que estos criminales obtienen de manera exitosa el número de tarjetas de crédito o de débito y las venden rápidamente, los mismos bancos alertan a sus clientes para que chequen sus cuentas constantemente desde que no pueden garantizar este tipo de ocurrencias.
Sin duda, estos hackers y su habilidad para irrumpir en cualquier sistema operativo son un verdadero dolor de cabeza que amenaza la tranquilidad individual en un mundo en el que la adquisición de bienes y servicios online comienzan a ser una necesidad y una práctica regular.