YO SOY RESPONSABLE
Todo parece indicar que desde la niñez, hemos aprendido a echarle la culpa a los demás cuando algo sale mal, y así librarnos del regaño o castigo de los padres.
Escuchamos a los niños decir cosas como: “yo no fui”, “yo no tengo la culpa”, “fue mi hermano”, “me obligaron”, etc.
Y aunque uno pudiera pensar que eso es “normal” entre los niños, crecemos, y sin darnos cuenta, ya siendo adultos seguimos con esa mentalidad de culpar a los demás por lo que nos sucede.
Inconscientemente, culpamos a nuestros padres porque no fueron suficientemente firmes con nosotros, y por eso ahora nuestra vida es un desastre. Culpamos a los maestros porque no saben enseñar, y por eso no pasamos tal o cual clase. Culpamos a nuestra pareja porque no nos comprende, y por eso nos emborrachamos, o andamos con otra pareja buscando comprensión. Culpamos a nuestro empleador o jefe, porque no sabe nada, y nosotros cargamos con toda la carga del trabajo; y la lista sigue y sigue…
En ocasiones hasta llegamos a culpar a objetos inanimados diciendo cosas como: “me caí por culpa de esa caja que se me atravesó en el camino”, o decimos cosas como: “¿quién fue el tonto al que se le ocurrió poner ese poste justo donde yo iba a pasar?”.
Lo grave del asunto, es que como tenemos tan arraigada esa forma de pensar o reaccionar, nos engañamos a nosotros mismos cuando vamos por la vida culpando a medio mundo por lo que nos sucede, en lugar de decir “yo soy responsable”.
Cuando dejamos de culpar a los demás, y comenzamos a reconocer que en la mayoría de los casos, nosotros somos los verdaderos culpables de lo que nos acontece; y en lugar de buscar un culpable decimos, YO SOY RESPONSABLE, es hasta ese momento, en que verdaderamente tenemos el poder de hacer algo al respecto y buscar soluciones, en lugar de buscar excusas o evasivas.
Es como en el caso de una persona alcohólica, que hasta que reconoce que tiene un problema de alcoholismo, es cuando puede comenzar el proceso de rehabilitación que le permita ganar la batalla contra esa adicción.
De igual manera, hasta que el alumno reconoce que no es que el maestro enseñe mal, sino por el contrario, que no se ha esforzado por estudiar, buscar ayuda, investigar, etc. es hasta entonces que puede mejorar sus calificaciones.
Los adultos que tienden a culpar a los demás, se convierten en víctimas de los demás y de las circunstancias; y mentalmente se comportan como niños que no quieren reconocer su culpa y aceptar su responsabilidad; y por consiguiente, están condenados por ellos mismos a vivir vidas frustradas y llenas de amargura, y no logran desarrollar el potencial tan grande que tienen.
Cuando comenzamos a decir YO SOY RESPONSABLE, entonces podemos comenzar a desatar y desarrollar todo el potencial con el que Dios nos ha creado; y es entonces que podemos comenzar a transformar nuestras vidas, y las de los que nos rodean; y podemos alcanzar cosas que antes parecían imposibles de lograr.
Por cierto, no me culpes por decirte la verdad; ya es hora que despiertes a la realidad.
Deseándote éxito en la vida,
Eduardo Silva
¡Posibilidades… Nada es imposible para el que cree!
www.EduardoSilva.biz