Secreto de plenitud
Por: Estela Figueroa
La gratitud y la prosperidad van de la mano y son dos cosas inseparables.
Cuando recibimos un favor, cuando alguien sacrifica su tiempo o recursos para compartirlos con nosotros, generalmente experimentamos un sentimiento de gratitud. Reconocemos el beneficio que hemos recibido y muchas veces lo expresamos con un gesto de cariño o con palabras.
Aparte de esto, nuestra estimación por esa persona crece. No necesariamente es una estimación de beneficio, sino que pensamos que no hubo nada que obligara a esa persona a ser generosa. Aun así, compartió lo que tenia y se preocupó por nuestro bienestar.
Es lindo observar como toda una rueda de generosidad y agradecimiento se desarrolla cuando alguien inicia este proceso. Surge una correspondencia maravillosa que puede cambiar nuestro entorno.
Dios también tiene este sentimiento de gratitud. Cuando nosotros hacemos algo por el que necesita y padece, producimos en El agradecimiento por nuestra obra. No importa lo grande o pequeño de nuestro acto, Dios siempre se complace cuando nos damos ayuda o agradecimiento los unos a los otros.
Dios recompensa y reconoce nuestro servicio y ayuda a los demás. Aunque no nos debe mover la recompensa, Dios siempre paga un buen acto. Nuestra lealtad a Él nos mueve a hacer lo mismo que El haría en nuestra posición. Somos Sus manos y pies; extensión de su gran amor.
Nuestra lealtad a Dios también supone incluir un afecto personal para cumplir una obligación. O sea, que debemos hacer lo correcto con una actitud afectiva, donde se reconozca el valor del acto y de la persona envuelta. En esto también se incluye la fidelidad y el gozo de dar.
En la Biblia hay un versículo que envuelve todos estos elementos. Se encuentra en Mt. 25:21.
“sobre poco me has sido fiel, sobre mucho te podré; entra en el gozo de tu Señor”
Con esta historia vemos claramente un Dios que hace justicia tanto al que da como al que recibe. También nos anima a ser fiel con lo que tenemos. Debemos utilizar bien nuestros bienes y talentos, así como nuestros recursos financieros para ayudar y compartir lo que hemos recibido por gracia divina.
Si quieres continuar prosperando en todo aspecto, espiritual, emocional y físico; comparte, invierte y da gracias a Dios por lo que tienes ahora. Trabaja con gozo, tomando oportunidad de lo que tienes ahora y con la plena convicción de que Dios es fiel y sabe recompensar a sus hijos que hacen buen uso de sus bienes, demostrándolo con el acto de agradecimiento y compartiendo lo que tienen.
“Ofrezcan sacrificios de alabanza, y publiquen sus obras con júbilo” Sal.107:22
Estela Figueroa/Renacer
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