Vientos de Oriente

 Vientos de Oriente

Por Maria Isabel Pérez

“Cuando el pueblo se rebela no sabemos cómo podrá volver a la calma, y cuando está tranquilo no comprendemos cómo pueden sobrevenir las revoluciones”.
Jean De La Bruyère

Todo comenzó en Túnez. Mahmoud, mi amigo tunecino, me había hablado hace dos años atrás del inconformismo que vivía su gente y de las revueltas que año atrás habían ocasionado medidas del depuesto régimen de Ben Ali, en algunas regiones del sur del país, razón por la cual algunos de sus familiares estaban en prisión y él mismo se había visto en problemas.

Lejos estaba yo de pensar que tal situación llevaría al país entero a derrocar al régimen. Y es que para quienes no lo saben Túnez tiene tras de sí, mucha historia de hechos victoriosos y de muestra de valentía que hoy es imitada por sus hermanos pueblos árabes.

Este pequeño país del norte africano, de mayoría árabe y de religión musulmana pero con fuerte influencia de occidente fue el primer país árabe que abolió la esclavitud en 1848 y el primero en tener una constitución en 1861, como también ser el primero en abolir la poligamia, derrotando la tradición de las naciones musulmanas donde los hombres pueden tener varias mujeres, tantas como pueda mantener.

Y si solo hasta este año, los tunecinos aguantaron un régimen que los oprimía sin verdaderos cambios, fue debido a que el inteligente Ben Ali, había liderado ciertas modificaciones a la constitución para crear condiciones más abiertas para la democracia, pero que a la postre le dieron más poder, mientras que la situación económica y social desmejoraba.

Es así como los brotes que acabaron con su régimen no comenzaron en diciembre, sino anos atrás, siendo siempre los protagonistas, recién graduados de secundaria, jóvenes universitarios o profesionales para quienes las esperanzas de un futuro mejor eran inciertas.

Cansados de cruzar el mediterráneo para buscar mejores oportunidades en tierras extrañas, de soportar internamente la represión a la libre expresión, de ver como se enriquecían unos pocos, el brote de descontento no se hizo esperar y ante una carestía cada vez más desproporcionada, la situación estalló con los resultados que ya conocemos y que se han extendido a Egipto y cuyo efecto dominó se extiende por todo el medio oriente y el norte de Africa.

Apoyados por el fenómeno tecnológico del internet y los teléfonos celulares, ya nadie quiere quedarse por fuera de este momento de efervescencia y calor, usando las páginas de las redes sociales, en su mayoría jóvenes son convocados para expresarse respecto a cómo ven sus países, y por supuesto el inconformismo es grande.

Prueba de ello, el depuesto presidente Hosni Mubarak en Egipto. Ahora siguen, Yemen, Iran, Jordania, Bahrein, Argelia, Marruecos, y Libia.

Respecto a Libia, hay que decir que tiene el régimen más antiguo de todos con 42 años de estar liderando los destinos del país. En manos de Mohamar Ghadafi, Libia ha encarado esta crisis del oriente con fuertes operativos que ya ha cobrado decenas de muertos, en una nación donde no existía la oposición y él era el dueño absoluto del futuro de sus ciudadanos.

¿Qué pasará en estas naciones? Todo está por verse. Lo cierto es que estas rebeliones populares pueden ser utilizadas por unos y otros, como en rio revuelto ganancia de pescadores, por un lado los extremistas musulmanes, las presiones occidentales y los oportunistas de turno, pueden hacer de estas manifestaciones de inconformismo los mejores aliados para sus propios propósitos. Solo deseo que sea para el bien de esas naciones que se merecen un destino mejor.

P. D. Y hay quienes preguntan, cuando llegará el efecto dómino a América?, mejor dicho a Cuba, a Venezuela? Amanecerá y veremos.

Rafael Navarro

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