Perdón por lo tardado de esta carta!

 Perdón por lo tardado de esta carta!

TEODORO MAUSPor: Teodoro Maus
Ya les platicaré (medio mágico, medio siniestro, medio a medias), pero al final se trata de que estuve unos días en el hospital. Ya todo bien y tranquilo, y haciendo una de las tareas más agradables que me puedo imaginar: escribirles unas líneas.

Revisando algunos documentos medio viejos y medio manchados por el tiempo y por la humedad, me encontré con una larga carta que le dirijo a mi querida hija.

Aparentemente no la puse en el correo, si no que, después de firmarla, le puse estampilla, la cerré cuidadosamente y la puse en el buzón, para que llegara, aparentemente, solo hasta el cajón de mi escritorio y para que, en algún momento, se deslizara y quedara lista para ser re-enviada algún lejano día en el que volvería a ser descubierta.

Este encuentro accidental trajo a la memoria muchos momentos, unos dolorosos y llenos de recuerdos, otros más bien cargados de añoranza y silenciosos.

Poco a poco fui recordando la carta y las razones que la hicieron llegar, y ahí quedarse todos estos años. Hice cuentas…14 años…14 años!

Esos 14 años que tan fácilmente se pronuncian ahora, significan un periodo de vida de enorme importancia para mí, y, hasta ahora, hace poco, también significaron un pedazo de vida de gran importancia para mi hija, la destinataria original de la carta.

En el momento en que la escribí, se me hizo interminable, resultado del dolor que la acompañó: Sabíamos, ella, mi querida hija y yo, su adolorido padre, que la carta era una especie de candado que iba a cerrar la relación.

Sabíamos que esa carta era la manifestación final de alguna una relación que por diversas razones daba punto final a la misma. No la dejamos crecer, ni yo ni ella, y ahora dolíamos el hecho de que no creció, y de que fuimos nosotros mismos los que la forzaron a no desarrollarse, los que finalmente le dieron el golpe de gracia que tanto temíamos llegaría algún día.

Y tuvieron que pasar 14 largos años para enfrentar la culpabilidad de una serie de actos y momentos que llevaron a la cruel acción de cerrar la puerta, cuando ambos sabíamos que lo que queríamos, lo que necesitábamos era todo lo contrario y que con un leve soplo de vida, de amor filial la haría renacer.

Hoy se cumplen los 14 años en que me fui de casa de mi hija, el día en que pude haber sido lo suficientemente maduro para saber que urgía el soplo de vida, y que solo yo podía darlo, 14 años después, pero aun lleno de vida. Solo pido que esta segunda oportunidad esté bien aprovechada.

Te quiero, hija, te quiero con el corazón entero, y creo, sinceramente, con el corazón permanente de quien sabe que ahora no puede haber golpe que no venza esa cercanía que lentamente hemos ido forjando, y que se solidifica cada día que pasa.

Teodoro Maus.

Editor

Rafael Navarro, es Comunicador Social- Periodista de origen colombiano, ha trabajado por más de 30 años en medios de comunicación en español, tanto en Colombia como en Estados Unidos, en la actualidad es editor del periódico El Nuevo Georgia.

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