Luto y dolor en despedida de madre y sus tres niñas
Por: Rafael Navarro-ENG
Las tres carrozas fúnebres representaron quizá lo que pudo haber sido la última escena en la vida de María Isabel y sus tres pequeñas hijas, en una iba la madre con su niña menor Daniela, tal como la encontraron la madrugada del voraz incendio; en las otras dos iban Ashlyn y Alexa, rescatadas sin vida por una de las ventanas de la vivienda en llamas.
La tarde de la despedida estaba lluviosa y fría, y adentro de la capilla los ataúdes, rosado para la madre y blanco para las niñas, estaban adornados con osos de peleche y el nombre de cada victima grabado en la tapa de terciopelo, el dolor se respiraba en cada rincón, y los sollozos se detenían, solo para dar paso al llanto reprimido que familiares y amigos se resistían a contener.
“Las amaré por siempre”, dijo desde el fondo, flanqueado por los restos de las mujeres que más había amado en su vida, Melvin Alexander Díaz, cuando tuvo la oportunidad de hablar, sabía que el tiempo entre ellas se le estaba acabando.
El incendio
El mortal incendio comenzó en la parte trasera de la casa a eso de las 2:20 de la madrugada del pasado sábado 6 de febrero y algunas personas trataron de entrar y rescatar a la familia, pero el calor y el humo se hizo demasiado denso, dijeron los bomberos de Gwinnett, quienes sí pudieron acceder precisamente por una ventana frontal, extrayendo a dos de las menores, ya sin vida, más tarde encontraron los cuerpos de la madre y otra de sus hijas.
“Yo me desperté porque comenzaron a tocar la puerta, y era la policía, entonces me asomé y vi la casa en llamas, enseguida entré y busqué mi teléfono y comencé a llamarla a ella (a María Isabel) y no me contestaba, y le mandé mensaje por Facebook, pero nunca me respondió”, dijo su vecina y la mejor amiga Yazmina Coria.
“Después como a los 15 minutos llegaron los bomberos, y ellos si entraron y sacaron a las dos niñas, pero ya estaban muertas…” narra mientras intenta contener las lágrimas Coria.
La mujer recuerda que hace apenas una semana las dos salieron a comer, y fue como la despedida, porque su amiga y sus tres niñas ya no van a estar más.
“Las niñas fueron entregados inmediatamente a los paramédicos, pero durante la atención a los pacientes se determinó que los niños inconscientes habían sucumbido a sus heridas”, dijo Donald Strother jefe de los bomberos de Gwinnett.
“Los equipos continuaron registrando la casa y encontraron los cuerpos de una mujer y una tercer niña”.
Luto y dolor
La mañana de ese mismo sábado, los hijos de Yazmina, y otros menores del vecindario que asistían a la escuela elemental Anderson-Livsey junto a Alexa, la mayor de las tres víctimas, colocaron ofrendas florales al frente de la residencia donde ocurrieron los hechos y donde todavía, la presencia de las hermanas Díaz, era inevitable.
“Ella quería mucho a sus tres niñas y les comparaba de todo, así ellas hicieron berrinche” Recordó Coria.
Por qué no estaba el esposo
Destrozado por el dolor de la tragedia, Melvin Díaz, narra la última vez que vio a sus tres pequeñas hijas, Alexa de 5 años, Ashley de 3 y Daniela de 1 año y medio, horas antes de que un voraz incendio consumiera la vivienda donde dormían con su madre María Isabel Martínez, en la ciudad de Snelville.
“Eran como las 7:15, yo me iba a ir a la iglesia donde me invitan, cuando me dieron mi último beso”, dijo Diaz antes de irrumpir otra vez llanto.
“Ellas nunca me decían papá, ellas siempre me decían mi amor, además me dijeron, te amo mi amor, como que presentían algo…fue cuando me fui”
Díaz, dijo hablando para El Nuevo Georgia, que estaba en proceso de separación con la madre de sus hijas, pero que no dejaba de visitarlas, incluso contó que les estaba construyendo una “casita” para ellas.
Díaz confirmó que en la casa no habían tenido ningún problema que le hubiera hecho pensar que sus vidas estaban en peligro, y que María Isabel tampoco le había contado de alguna anomalía.
Entre lágrimas, Melvin dice que él estaba separándose de la madre de las niñas, para que ellas “vivieran mejor”.
“Esta era la primera semana, ya yo me había ido, pero siempre estaba pendiente de las niñas”, dijo. En efecto, todavía en la propiedad había vehículos de trabajo, herramientas y otras pertenencias que Díaz aún no había recogido.
Escenas desgarradoras se han vivido en ambas familias, tanto aquí, como en México y Guatemala de donde eran oriundos la madre y el padre de las menores, y lo que resta por el momento de esta lamentable historia, es repatriar los cuatro cuerpos hasta Veracruz, como hubiera sido la voluntad de María Isabel.
“Ella allá tenia a dos hijos a los cuales también amaba, y yo estoy seguro de que ella estará feliz de regresar…ella daba la vida por sus hijos”, dijo Díaz, refiriéndose a dos adolescentes de entre 11 y 13 años que la mujer había procreado antes de venirse hace 9 años a Estados Unidos.
El consulado de México en Atlanta ha estado al tanto de lo ocurrido y ha ofrecido sus oficios para apoyar a los familiares tanto aquí como en su país, y dos cuentas de Gofundme se han abierto para apoyar en los gastos de velación y repatriación.