Dios no exige, sino que da
Muchas ideas enraizadas en nuestras mentes nos impiden conocer a Dios. Por ejemplo, pensamos que Dios es un Dios exigente o que pide lo imposible. ¡Pero es totalmente diferente! Si Dios nuestro Creador se acerca a nosotros, es en calidad de Donante.
Cuando Jesucristo, el Hijo de Dios, vino a vivir como un hombre en la tierra, dijo de sí mismo: “El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:45).
Jesús vino a vivir entre los hombres para librarnos de nuestra miseria. Desea dar la paz a nuestra conciencia cargada con nuestros pecados. Él los llevó en nuestro lugar en la cruz. Ahora llama a nuestra puerta y nos ofrece su perdón y la vida eterna. No abrir equivale a rechazar ese don de la gracia de Dios.
“Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).
Tal como soy, sin más decir,
que a otro yo no puedo ir,
y tú me invitas a venir.
Bendito Cristo, heme aquí.
Tal como soy, sin demorar;
del mal queriéndome librar.
Tú solo puedes perdonar.
Bendito Cristo, heme aquí.
Tal como soy, tu gran amor
me vence y busco tu favor;
servirte quiero con valor.
Bendito Cristo, heme aquí.