Gotas de Gracia

Como continuación de nuestro número anterior, sobre la afirmación de que estamos muchas veces convencidos de que somos salvos por gracia, pero seguimos viviendo por las obras, la verdad es que todos somos legalistas por naturaleza, es decir, pensamos normalmente que nuestras obras nos garantizan las bendiciones de Dios.

El apóstol Pedro lo creía así. Después de escuchar la conversación de Jesús con el joven rico, le dijo al Señor: “He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?” (Mateo 19:27). Pedro ya había considerado sus propios merecimientos y quería saber qué recompensa recibirían.

Pero no sólo somos legalistas por naturaleza, sino que además nuestra cultura cristiana refuerza en nosotros esta actitud. Se nos exhorta a asistir a la iglesia con regularidad, a meditar en la Palabra de Dios todos los días, a estudiar nuestra Biblia, a orar, a memorizar versículos, a testificar de nuestra fe a los vecinos, y a ofrendar para las misiones; todas las cuales son actividades cristianas importantes.

Por lo tanto, aunque nadie venga a decirnos esto, de alguna manera tenemos la vaga impresión creada en nuestra mente, de que es mejor que hagamos tales cosas pues de lo contrario el Señor no nos bendecirá.

Entonces vamos a la biblia y leemos que debemos esforzarnos en nuestra salvación, procurar la santidad, y ser diligentes en añadir a nuestra fe virtudes tales como la bondad, el conocimiento, el dominio propio y el amor. En realidad, encontramos que la Biblia está llena de exhortaciones a hacer buenas obras y procurar las disciplinas de crecimiento espiritual.

Repito: porque somos legalistas por naturaleza, presumimos que nuestro cumplimiento espiritual en esta materia proporciona las bendiciones de Dios a nuestra vida, incluyendo la famosa y falsa enseñanza de que todo pacto y bendición querida debe sellarse con dinero y de sembrar y cosechar. ¡Estoy harto de eso!

Como líderes y Pastores, muchas ocasiones nos encontramos delante del púlpito listos para ministrar y estoy seguro que más de una vez ha pasado en nuestra mente, en ese preciso momento, que nuestra semana no ha sido lo más espiritualmente sana o ejercitada, sobre todo después de una buenas vacaciones, sentimos que no tenemos los puntos necesarios que necesitamos para que con autoridad, podamos predicar el Evangelio de Jesús.

Comenzamos a pensar en nuestros méritos y deméritos del día: ¿Había pasado un tiempo regular por las mañanas con el Señor?, ¿Había tenido pensamientos lujuriosos o dicho medias verdades?, fácilmente caemos en la trampa de las obras.

Pero qué sucede, si reconocemos que nuestra vida no tiene nada que ver con los puntos que ganamos o perdemos delante de Dios, y que Jesucristo había ya ganado los puntos necesarios para nosotros hace más de dos mil años atrás sobre una cruz romana, Jesús lo ganó y lo pagó todo, absolutamente todo.

Él no sólo compró nuestro perdón en cuanto a los pecados y también nuestra entrada al cielo, sino que además compró toda bendición y toda respuesta posible a nuestras oraciones. Todo esto, sin excepción alguna.

Lo anterior es nuestro secreto mejor guardado entre cristianos, pero ¿Por qué?, por una parte porque le tememos a esta verdad. Tenemos temor a decirnos a nosotros mismos que no tenemos que trabajar más, que el trabajo está totalmente hecho. Tenemos temor de que si realmente lo creemos, descuidaremos nuestras responsabilidades cristianas.

Si desea saber más sobre estos temas, por favor escriba a hector@crosspointsmyrna.org o asista con nosotros a Crosspoint Encuentro Church, todos los Domingos a las 10:00 AM en Inglés y 12:30 PM en Español, en el 4061 King Springs Rd. Smyrna GA 30082, teléfono 770-333-1775.

Que la superabundante gracia de Dios sea siempre sobre usted en Jesús.

Rafael Navarro

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