Omnipresencia

Por: Rafael Valter ( tu tienes su firma y foto que debe salir siempre)

Una pareja de apellido Lundmark se mudó de la ciudad de Dunkirk, New York a Denver, Colorado en 1949 y tenían una gata de nombre Clementina, la cual acababa de dar a luz, y por eso decidieron dejarla al cuidado de unos amigos. A los pocos días de haber llegado a su destino sus amigos en New York les llamaron para informarles que la gata había desaparecido. 

No se supo más de la gata hasta que cuatro meses más tarde apareció a la puerta de la casa de sus amos en Denver, un lugar en el que nunca había estado, y que se encuentra a mil seiscientas millas de distancia de casa. La gata era fácil de identificar porque tenía un dedito de más, una mancha en el pecho y una quemada que la señora Lundmark le había hecho como resultado de un accidente de cocina. 

Se cree que es imposible rastrear olores por tal distancia, especialmente porque sus dueños no caminaron a su nueva residencia, sino que viajaron por vehículo a alta velocidad. Entonces ¿Cómo supo la gata dónde estaban sus propietarios? La verdad es inexplicable, de la misma manera es inexplicable la omnipresencia de Dios, pero a Sus hijos nos llena de tranquilidad y confianza saber que siempre está con nosotros.

Salmos 139:7-12 RVC “¿Dónde puedo esconderme de tu espíritu? ¿Cómo podría huir de tu presencia? Si subiera yo a los cielos, allí estás tú; si me tendiera en el sepulcro, también estás allí. Si levantara vuelo hacia el sol naciente, o si habitara en los confines del mar, aun allí tu mano me sostendría; ¡tu mano derecha no me soltaría!

Si quisiera esconderme en las tinieblas, y que se hiciera noche la luz que me rodea, ¡ni las tinieblas me esconderían de ti, pues para ti la noche es como el día! ¡Para ti son lo mismo las tinieblas y la luz!”