¿Por qué orar?
Dios sabe de qué cosas tenemos necesidad. Así que podríamos preguntarnos de qué sirve orar.
Primero, recordemos que la oración no se limita a hacer peticiones: hay oraciones para agradecer, para alabar, para expresar ante Dios nuestras penas… También hay oraciones en las cuales simplemente le expresamos nuestros pensamientos.
Pero, ¿por qué presentar nuestras peticiones a Dios? Porque es el medio que él nos ha dado para recibir de él. A Dios le agrada comunicarse, le gusta dar. Él no es como los dioses paganos que “tienen boca, mas no hablan; tienen ojos, mas no ven; orejas tienen, mas no oyen; tienen narices…” (Salmo 115:5-6). Tan pronto creó al hombre, Dios habló con él. Cuando Adán y Eva pecaron, él les habló y escuchó sus respuestas. Él quiere que sus hijos le hablen. Esto es orar. Varios versículos nos animan a hacerlo:
– “Pedid, y se os dará… Porque todo aquel que pide, recibe” (Mateo 7:7-8).
– “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6).
– “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia” (Efesios 6:18).
– “Velad y orad, para que no entréis en tentación” (Mateo 26:41).
– “No tenéis lo que deseáis, porque no pedís” (Santiago 4:2).