¿Toma tiempo Dios para escuchar nuestras oraciones?
Cuando golpeó la cama con fuerza, Sonia expresó la contundencia de su frustración: llevaba dos años clamando por su esposo para que cambiara. Alejandro ya no era el mismo hombre atento de antes. Del galán que conoció y del que se enamoró perdidamente, no quedaba nada.
-Dios mío, ¿es que acaso no me escuchas? Por favor, óyeme. Mira mi desespero–, clamó.
Cada vez la situación se tornaba más insostenible. Además de llegar muy tarde a casa, generalmente con carpetas atestadas de documentos para seguir trabajando hasta bien entrada la madrugada, su cónyuge dedicaba gran parte del fin de semana a beber cerveza y jugar billar con los amigos.
-Mira que si buscas a Dios, las cosas cambiarán—le dijo Raquel, una de las hermanas en la fe y la amiga más cercana.
En cierta ocasión, mientras leía la Biblia, encontró un versículo que llamó poderosamente su atención: “¿Acaso Dios pervierte la justicia? ¿Acaso tuerce el derecho el Todopoderoso?”(Job 8:3, Nueva Versión Internacional).
Comprendió entonces que el Señor no la estaba “castigando”, como llegó a pensarlo en muchas ocasiones.
-Debes perseverar—le recomendó su pastor. Aunque no quería aceptarlo, razonó que no había otra salida. Dios escuchaba sin duda sus oraciones, porque Él no puede negar su naturaleza de Padre amoroso, que tiene cuidado de Sus hijos; no obstante, también lo entendió, debía perseverar hasta que se produjera la respuesta en el tiempo y a la manera de Dios.
Pastor, Fernando Alexis.