Un error puede esconder otro error
“Las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad,
se hacen claramente visibles desde la creación del mundo,
siendo entendidas por medio de las cosas hechas,
de modo que no tienen excusa”
Romanos 1:20.
En Francia, en los pasos a nivel, hay carteles indicando que se debe tener cuidado, porque un tren puede esconder otro tren. En el ámbito espiritual, a veces un error también esconde otro error, e incluso muchos errores. Por ejemplo, algunas personas ponen en duda la existencia del más allá. Este error casi siempre es el resultado de un primer error fundamental que consiste en negar la existencia de Dios.
Cuando nos apartamos de Dios, nuestro razonamiento está falseado y empezamos a dudar de las cosas verdaderas y a creer en las falsas. Por el contrario, si aceptamos la existencia de Dios, el Creador todopoderoso, aquel que está por encima de todo lo que se ve, también reconocemos que existe un más allá, un mundo invisible.
Tal vez alguien diga que no tenemos ninguna prueba de la existencia de Dios. ¡Pero esto no es cierto! Los versículos de hoy muestran que la evidencia del Universo creado, percibida por la inteligencia natural, lleva a reconocer la existencia del Creador. Toda cosa creada exige la existencia de un Creador.
Es una constatación sencilla pero ineludible. El que la rechaza batalla contra su propia inteligencia; además se equivoca en muchos otros puntos, pues se envaneció en su razonamiento (Romanos 1:21). Por el contrario, quien acepta esta evidencia de la existencia del Creador, está listo para reconocer la grandeza y sabiduría para escuchar su Palabra.