Una serpiente entre los libros
Al tomar un libro de su biblioteca, un sabio indio sintió un ligero dolor en su dedo, como si se pinchara con una aguja. No se preocupó por ello. Pero pronto su mano se hinchó, luego su brazo, su cuerpo y, a pesar de todos los cuidados, murió. Lo había mordido una serpiente muy venenosa que se había escondido entre los libros.
Muchos libros esconden en sus páginas una serpiente más peligrosa que la que mató al sabio indio. Cuanto más atrayente es el libro, más sutil es el veneno. Y no es el cuerpo el que sufre, sino el alma, la cual es envenenada por pensamientos falsos o impuros. La mente se desvía de la Palabra de Dios, porque la encuentra insípida, y se abre a todo tipo de errores o codicias. Donde dejamos que las malas hierbas invadan el suelo, las buenas plantas se ahogan. En los medios de comunicación también se esconden gustosamente las mismas serpientes.
Sabemos bien quién se disfraza así desde el principio de la historia de la humanidad. “La serpiente antigua” no es otra que Satanás, el diablo, aquel que seduce a los hombres para llevarlos a la perdición.
Tengamos cuidado con lo que leemos, con lo que escuchamos y con lo que miramos. (Labuenasemilla.net)