Jeremry Lefkovits, de ejecutivo a granjero
Por Sebastián L. de Emprendedores Latinos USA
El de Jeremy Lefkovits es tal vez uno de los curriculums más desconcertantes de que se tenga noticia. Asesor en Merrill Lynch a los veinticuatro años, VP en el SunTrust Bank a los veintiséis, director asociado en Kroll a los treinta y dos, y a partir de los treinta y tres… ¿granjero?
La conversión es llamativa pero sólo en la superficie: Andi’s Way, el emprendimiento que inició con su esposa M’lee en 2011, se apoya fuertemente en la visión empresarial, el liderazgo y la toma de riesgos.
Este giro inesperado en la vida de Lefkovits, un venezolano que se vino de muy joven a los Estados Unidos y construyó su carrera en el sector corporativo, tiene un punto de arranque muy triste: la muerte de su madre, Andrea, víctima del cáncer, a los 59 años.
Andrea, o Andi, como la llamaban todos, se volcó en sus últimos meses a una dieta consistente exclusivamente en vegetales crudos de alto valor nutricional; poco a poco su nuera y su hijo fueron adoptando la misma dieta, y después de su deceso, en la Navidad de 2009, decidieron dedicarle su tiempo a la producción de estos alimentos saludables.
Así nació Andi’s Way, que durante un año fue una simple plantación de pasto de trigo en el sótano de la casa de los Lefkovits, en Atlanta, y que hoy es un emprendimiento con doce empleados en un terreno de dos hectáreas, en Forsyth, Georgia. M’lee, la “científica” de la pareja, comenzó a experimentar con los brotes de trigo, y luego de girasol y arvejas; los primeros beneficiados fueron los hijos de ambos, Carina (ahora con diez años) y Owen (seis). Y los primeros clientes, amigos de los Lefkovits que quedaron intrigados con ese jugo verde que tomaban los chicos.
Según explica Jeremy, el zumo que se elabora con el pasto de trigo (wheatgrass) es un alimento altamente beneficioso, ya que una taza contiene la misma cantidad de nutrientes que veinte kilogramos de verduras; además, oxigena la sangre y, según el emprendedor, ayuda a combatir el cáncer. Los brotes de girasol y arvejas, que pueden comerse en ensalada o ser también convertidos en jugo, tienen propiedades similares, afirma Lefkovits.
Andi’s Way es desde 2011 una empresa hecha y derecha, con un negocio en expansión que tiene como principal cliente a la cadena de comida orgánica Whole Foods. En sus locales se puede pedir el jugo de pasto de trigo que los empleados exprimen en el momento, utilizando los brotes provistos por los Lefkovits. Entre Whole Foods y otras tiendas, como las de Earth Fare, el emprendimiento cuenta con más de cien puntos de expendio al público, especialmente en el sureste estadounidense.
“Fue muy importante para nosotros tener a Whole Foods como cliente. Ellos están dedicados a generar una buena relación con sus proveedores. Además, como sus requerimientos de calidad son muy superiores a las regulaciones del Estado, contamos con esa guía desde el principio y eso nos ayudó, por ejemplo, a diseñar las instalaciones”, cuenta Jeremy.
Aun así, el emprendimiento representa desafíos constantes. A los propios de cualquier empresa naciente se les suma, en el caso de los Lefkovits, la cuestión de ser a la vez pareja y socios comerciales. “Eso siempre es complicado. Hay que tomar todas las decisiones teniendo en cuenta la dinámica matrimonial. Y además hay que separar de alguna manera los tiempos dedicados al trabajo y a la familia.
No siempre es fácil. A veces son los chicos los que nos lo recuerdan. En la cena, por ejemplo, pueden decirnos: Ahora estamos comiendo. ¿Podrían hablar de negocios más tarde?”
Otro punto que la experiencia de los Lefkovits apunta en el manual del emprendedor es la importancia de las personas que no son aliados comerciales pero que resultan invaluables para toda iniciativa de este tipo. “Para mí es fundamental la relación con el consultor de seguridad alimentaria, el de seguros, el contador… Tienes que apoyarte en ellos, porque no puedes hacerlo todo tú solo”, explica.
En efecto, a Jeremy y M’lee les lleva mucho tiempo dedicarse a los avatares del negocio. Ella, que solía ser representante comercial de una compañía farmacéutica, es quien está más cerca del proceso técnico de la plantación y actualmente experimenta con distintos vegetales para ampliar la línea de productos; él, con su formación en negocios y finanzas, se ocupa de la comercialización, promoción y expansión de la firma.
“Igual, debo decir que nada de lo que vi en la universidad me sirvió para esto. Nunca tuvimos una clase de cómo empezar un negocio, cómo ser emprendedor”, apunta.
La reconversión de los Lefkovits fue, sin duda, una movida riesgosa. Hasta ahora, la corona el éxito. El tiempo les seguirá presentado desafíos para sortear.
Cuando se le pregunta si ahora tiene más tiempo libre que durante su carrera en la banca corporativa, cuando se la pasaba viajando por el mundo, Jeremy Lefkovits rompe en una carcajada. “No, para nada”, dice. “Ahora tengo menos tiempo libre que antes. Pero soy yo el que decide cuándo. Y eso me permite pasar más tiempo con mis hijos.”