Viva mi Negocio, Carla López
Por Sebastián L. de Emprendedores Latinos USA.
Carla López se vino a los Estados Unidos hace catorce años, por un trabajo. Y se quedó sin trabajo antes de llegar. Tenía treinta años, un hijo de tres meses y un marido que quedaría por el camino unos años más tarde. Corría el año 2001 y el desafío era quedarse, no rendirse.
A la distancia, es fácil encontrarle explicación a su éxito: talento, empuje y un optimismo a toda prueba son los rasgos que le permitieron, en pocos años, convertirse en una emprendedora firmemente asentada en el mercado estadounidense, con su línea de tarjetas en spanglish presentes en unos 300 puntos de venta en todo el país y hasta una línea de camisetas en Japón.
Viva Greetings es el nombre de la empresa que Carla, mexicana, diseñadora de profesión, montó hace cinco años, aquí en Atlanta, y que ya desde el nombre avisa de qué se trata: de hallar en la mezcla de los idiomas y las culturas el saludo perfecto, la frase invitante o celebratoria, el envoltorio divertido para un regalo más memorable.
Pero en aquel momento no existía Viva Greetings y el futuro era incierto. La oferta laboral que los había traído a los Estados Unidos se cayó durante el viaje. Había que generar ingresos. Carla tenía su computadora y la experiencia de haber trabajado en varias publicaciones en su México natal; de ahí que ella y su marido montaran primero una publicación sobre automóviles, que ella diseñaba y él vendía, en Carolina del Norte, donde se habían instalado. Una revista líder del sector, Auto Trader, los trajo a Atlanta en 2004.
Tras unos años vino el divorcio y Carla, que ya tenía dos hijos, enfrentó el desafío de reinventarse. “Mi prioridad era que mis hijos aprendieran el español. Están en una escuela donde tienen clase un día en inglés y el otro en castellano. Es cara, pero no quería renunciar a eso”, explica. Entonces se convirtió en emprendedora. En realidad siempre lo había sido, pero ahora, con su computadora y su libreta de ideas, se metió de lleno en ese mundo. Una de sus inversiones más importantes fue costearse un lugar en un trade show en New York; de allá se volvió con un cliente asegurado, el puntapié inicial del negocio.
El ambiente multicultural de Atlanta, la añoranza por México y su creatividad natural se combinaron para que naciera la idea: diseñar productos que jugaran con la mezcla de idiomas y culturas, que re contextualizaran los saludos y costumbres y hasta figuras icónicas como la del luchador enmascarado, que ella trasladó de los tradicionales afiches al papel de envolver y las libretitas de notas. Una manera de rescatar su herencia y modo de ser, como hija de una estadounidense y un mexicano, que tuvo una infancia bilingüe y un buen día cruzó la frontera en un auto lleno de leche y pañales.
“Hola tú you”, es la bienvenida que se puede leer en el sitio de la empresa, www.vivagreetings.com, menos apegada a la puridad gramatical que al espíritu juvenil y desafiante del emprendimiento. Es el “spanglish juguetón” que cautivó a Scoutmob a fines de 2011, cuando le dedicaron a Viva Greetings un texto entusiasta.
Carla había encontrado un nicho. “Ya había tarjetas con motivos latinos, pero eran muy… trilladas. Tenían a la típica quinceañera, las palomas de siempre. Decían cosas como: Madre mía, hoy es tu día y te quiero desear feliz cumpleaños con toda mi alma. Muy aburrido”, explica. Viva Greetings nació con más punch y encontró inmediatamente su público. Las tarjetas diseñadas por Carla se pueden encontrar en unas 300 tiendas de Texas, California, New York y el resto de los Estados Unidos, entre ellas locales de Target que se van rotando el stock. Entre la línea de tarjetas y los otros productos, factura unos 70.000 dólares anuales. Nada mal para un emprendimiento esencialmente unipersonal.
Y sí: Carla encontró su nicho en el espacio entre el concepto de lo latino como tradición y “extranjeridad” y el impulso animado de la ciudad posmoderna. Viva Greetings es el lugar del español como cosa cool que sirve para saludar, para reír, para indagar en el cruce de culturas. Y no son los latinos, sino los estadounidenses nativos, los clientes típicos. “El estadounidense compra tarjetas para todo. Es una gran industria”, dice Carla.
Ahora con 44 años, otra vez en pareja y con los dos chicos ya crecidos (uno tiene quince años, el otro once), Carla López le dedica todo su tiempo al diseño. “Pierdo la cuenta de las horas que trabajo. Me agarra el rapto de creatividad y no paro. En una semana hice cincuenta diseños”, revela. Además de vender tarjetas a tiendas de todo el país, trabaja mucho con museos, donde constantemente se arman muestras de artistas mexicanos; también produce diseños de photo cards para la tienda en línea de Hewlett-Packard y bolsas que llevan sus diseños y que importa de un taller mexicano.
La impulsividad de Carla es la fuerza dominante en su carácter como emprendedora. “Siempre he sido muy aventada, haciendo las cosas sin pensar. Así me vine a los Estados Unidos”, cuenta. Y así es también como logró insertarse en distintos espacios con el producto de su talento. Pero, como todos los emprendedores, necesitó también de otra virtud: la constancia. “Nunca me dejo hundir”, dice; “siempre estoy buscando una oportunidad.”
La impulsividad de Carla es la fuerza dominante en su carácter como emprendedora. “Siempre he sido muy aventada, haciendo las cosas sin pensar. Así me vine a los Estados Unidos”, cuenta. Y así es también como logró insertarse en distintos espacios con el producto de su talento. Pero, como todos los emprendedores, necesitó también de otra virtud: la constancia. “Nunca me dejo hundir”, dice; “siempre estoy buscando una oportunidad.”