Jessica anima a los jóvenes diciéndoles: Sí se puede!

Por: Rafael Navarro- ENG

Jessica le pone corazón a todo lo que hace y luego cuando lo cuenta le vuelve a poner más emoción, por eso aunque parezca tímida, cuando se está cerca de ella no es difícil saber que se está frente a una joven ejemplar, con dominio propio, segura de sí misma y decidida a lograr lo que se propone.

En estos momentos puede decirse que es una chica a la que la vida le sonríe en todo momento, pero no siempre fue así, ella recuerda cómo ha llevado una vida normal en medio de sus estudios, preocupada siempre por estar en los primeros lugares, porque aprendió desde niña a valorar lo que hace.

Ella misma cuenta que llegó a los Estados Unidos a los 7 años y su sueño era ser doctora. “Y siempre dije que le iba a echar ganas”…se graduó con un puntaje de 4.5 y participó en todos los clubes en los que pudo con tal de lograr sus metas, porque ya en los grados finales sabía que se iba a enfrentar a otro mundo fuera de la escuela.

Refiere que por ejemplo, cuando tuvo la oportunidad aplicó a varias universidades en su sueño de ser doctora.

“Y todas me aceptaron y cuando estaba recibiendo todas las cartas, me decían que sí, que todo estaba bien, pero que debía pagar el triple, que aplicara porque podía encontrar muchas becas”.

Así empezó su peregrinar, una etapa llena de altibajos, con uno de los puntajes más altos del estado, Jessica se enfrentaba ahora al hecho de ser indocumentada, entonces vinieron los cuestionamientos propios, a sus padres por traerla a este país donde ahora sentía que no se iba a poder desarrollar y a Dios, porque pensaba que la había abandonado.

“Las dos universidades a las que quería asistir eran Emory o Georgia Tech y ya todo estaba listo, porque ambas me habían aceptado”.

Pero cuando eso estaba a punto de pasar fue cuando pasó la ley en Georgia para negarles la entrada a los estudiantes indocumentados y dejarlos por fuera del sistema universitario importándoles las calificaciones o los méritos con los que muchos de ellos se habían graduado.

“Ellos entonces me dijeron que ya no me podían aceptar”, narra con un poco de nostalgias la joven y continúa.

“Cuando me pasó eso yo me derrumbé, yo dije, ¿tanto esfuerzo, tanta dedicación, tantas desveladas, tanto todo, para esto…? Yo cuestioné a Dios y me pregunté por qué me pasó todo esto.

Dice que en lo que más pensaba era que las escuelas privadas cuestan de 30 mil a 40 mil dólares y unas hasta llegan a 50 mil. “Y yo dije, ni comiendo sopas Maruchan todos los días la voy a hacer…”, recuerda entre risas.

Aún así, ella no se dio por vencida y aplicó a Ogletorphe University un centro de estudios superiores privado de mucho prestigio a nivel internacional donde estaban ofreciendo una beca de 125 mil dólares para estudios en Sicología con la que se cubrían todos los estudios, más un viaje a cualquier parte del mundo como parte de la capacitación y 3 mil dólares adicionales si continuaba en el programa de honores.

Aplicó y en enero de 2011 estuvo seleccionada entre los 200 mejores estudiantes que aspiraban a la beca, no solo de Estados Unidos sino de otras partes del mundo.

Por tres días estuvo en entrevistas y competencias y ahí volvió a tener el mal sabor de si iba a poder ganarse el pase a la universidad.

Pero la vida volvió a sonreírle dos semanas después le habló el propio presidente de la escuela de sicología y le dijo que habían dado dos becas y una de esas se la habían otorgado a ella.

Dispuesta a vencer

Con la beca de los 125 dólares, Jessica no se quedó quieta porque sabía que le iban a hacer falta recursos y porque también había aprendido que la perseverancia la llevaría más lejos de donde ella se había imaginado y mucho más de donde los políticos republicanos de Georgia no le querían permitir.

Dice que cuando dejó de hablar con el presidente de la escuela de sicología de Oglethorpe Univerty se soltó en llanto.

“Comencé a llorar y vi la grandeza de Dios, yo que tanto me había quejado y le había hasta reclamado”, recuerda.

Jessica dice que en las otras escuelas donde también había aplicado la llamaron para ofrecerle la oportunidad de estudiar, pero ya ella se había decidido por escoger a Oglethorpe.

Con el mismo entusiasmo la joven participó en el programa Liga de Campeones de la cadena Univisión donde también salió seleccionada y se ganó otra que es un concurso sobre las leyes de Georgia en este estuvo entre las 5 mejores del estado.

Como si esto fuera poco participó en las becas Color of Life y también fue seleccionada por amplias ventajas, con todas ellas puede pagar la universidad y la carrera de sus sueños que ahora estudia.

“Yo le quiero decir que sí se puede, si uno pone el empeño y el esfuerzo se puede, no les voy a decir que es fácil, no les voy a decir que no van a llorar, no les voy a decir que no se van a desvelar, no les voy a decir que no van a querer darse por vencidos, pero si ustedes quieren y le quieren echar ganas, sí se puede”.

Rafael Navarro

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