El largo viacrucis de Paula de Lima

Por: Rafael Navarro- ENG

“Hola mi nombre es Nidia Villafan soy la mamá de Paula de Lima quien hoy con sus cortos 18 años de edad está tras las rejas en el Centro de Inmigración del Norte de Georgia su falta fue manejar sin licencia porque yo le pedí que llevara a su hermano pequeño al dentista”, escribió la mujer desesperada al correo de El Nuevo Georgia el pasado 12 de abril, cuatro días después del arresto de la joven en el condado de Gwinnett.

Paula era entonces una estudiante a punto de graduarse de la secundaria y su vida le cambió cuando llevado a su hermano al dentista como su madre lo narra otro conductor le pegó por detrás a su vehículo lo que originó la presencia de un oficial de la policía de Gwinnett, donde funciona el programa 287 (g) que colabora con inmigración para casos de “criminales” indocumentados que deban ser deportados a sus países de origen.

“Como verán es mi error ella está en este país desde que tiene 5 años hizo toda su escuela aquí y hoy faltándole 1 mes para graduarse y cumplir su sueño parece que es imposible”, decía la señora Villafá en su desespero mientras movía cielo y tierra para librar a su hija de la deportación a un país que ella no conoce: Uruguay.

La familia ya se había puesto en contacto con el representante de Illinois Luis Gutiérrez y de inmediato El Nuevo Georgia le recomendó los oficios de la Alianza Latina de Georgia por los Derechos Humanos—GLAHR, y la joven pudo regresar a su casa antes de lo previsto.

Agradecida y confundida.

Paula aun confundida por lo que le acababa de pasar agradeció a todos lo que de algún manera le habían puesto atención a su casa, y en ese entonces dijo que estaba feliz de estar en su casa de regreso, pero confundida y decepcionada por todo lo que le había sucedido en tan poco tiempo.

La joven al quedar libre fue citada para una cita el pasado 5 junio, día en el cual, su madre se volvió a comunicar con El Nuevo Georgia:

“Parece que lucho contra todos los pronósticos porque mi hija tuvo la cita hace unos momentos y ya la mandaron a poner el brazalete y se tiene que ir en un plazo de 60 días como ve todo está muy mal…”

Villafán se refería a la presentación en corte de su hija, de donde, sin mayores argumentos que manejar sin una licencia de conducir el juez de inmigración había decidido darle trato de “criminal peligrosa” y ponerla fuera del país en dos meses, tiempo durante el cual iba a ser monitoreada electrónicamente para evitar su fuga.

“Yo traje a mis niños a este país para darles un mejor futuro y opte hace 14 años atrás en venirme para aunque nunca pensé que se fueran a poner las cosas tan difíciles”, dice José de Lima padre de Paula, narrando la tragedia de la familia.

“A mí me duele mucho que mi hija, una niña completamente sana, que no ha tenido nunca problemas con la policía ni con nadie…por necesidad tuvo que manejar un día y se vio involucrada en un accidente…”, afirma de Lima, quien había tomado la decisión de regresar a su país con su familia.

Dice que “si este país no quiere tener personas honestas como mi familia…ya había tomado mi decisión…estoy tomándolo en forma muy fría…me tengo que ir, tomo el avión y se acabo USA para mi…nos estamos auto deportando gente honesta y trabajadora…a gente honesta nos están corriendo y arrinconando”, aseveró en tono decepcionado.

Pero una semana después el dispositivo del tobillo de Paula fue removido, aunque no su vigilancia. “Los lunes y los martes hay que ir a que ella se reporte ante un oficial de libertad condicional y algún jueves ella viene a casa”, dice Cristiana Villafan, refiriéndose a los controles que la Oficina de Inmigración y Aduanas—ICE, hace con su hija periódicamente.

“Solo la ven anotan o la llaman por teléfono y ella tiene 3 minutos para devolver la llamada desde la casa y si no lo hacen vienen enseguida a ver si está”, contó la madre a quien todo esto no solo le parece exagerado sino agotador y humillante.

¿Por qué no hubo discrecionalidad con Paula?

A pesar de que en 2011 la administración de Obama había dado a conocer el Memorando Morton, en el que personas que no fueran acusados de crímenes, podían quedarse en el país bajo discreción de los jueces de inmigración, el de Paula es el típico caso de que eso no se cumplió y que solo sirvió para lavar la imagen del presiente antes de iniciar de lleno una campaña de reelección.

Bajo el nuevo cambio de política dado a conocer la semana pasada con relación a jóvenes que llegaron al país siendo niños y que han cursado aquí sus estudios, aun no hay muchos aspectos claros, pero se abre una ventana de esperanza para que no se sigan cometiendo injusticias como la que ella y su familia han sufrido.

“Pienso que es un triunfo muy grande de toda la gente que está luchando por eso…me alegro por mi hija, por mí y por toda la gente que ha puesto interés en ella…”, dijo José de Lima cuando supo del cambio de política de la administración de Obama conocido como Acción Diferida para Jóvenes.

“Estoy muy contento, muy alegre, pienso que es un paso para mayores logros no es quedarse ahí, tú tienes que seguir luchando por todos los que están detrás de ti y eso va a tener que hacerlo ella ahora que salga de todo esto”, concluyó de Lima.


Paula el día de su grado, pocos días antes de que un juez decidiera que debía salir del país.

Rafael Navarro

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