Por qué Trump no fue reelecto después de 28 años

 Por qué Trump no fue reelecto después de 28 años

Distintos son los análisis de los actuales momentos en los cuales el país sigue asistiendo a una disputa generada desde la Casa Blanca en un intento, ya no por deslegitimizar las elecciones sino para que el presidente Trump se mantenga en el poder, lo cual no tampoco parece estar dentro de las posibilidades.

Un informe de la BBC de Londres dice que, como presidente de Estados Unidos, Donald Trump podrá ser recordado por varios motivos, y uno de ellos será el que se haya convertido en el primer ocupante de ese cargo en perder la reelección en el siglo XXI– en los últimos 28 años.

De hecho, el triunfo electoral del candidato demócrata Joe Biden coloca a Trump en una corta lista de apenas una decena de mandatarios de Estados Unidos, que a lo largo de la historia buscaron ser reelectos y fracasaron.

Ningún otro inquilino de la Casa Blanca había fallado en su intento de obtener un segundo mandato presidencial desde la derrota del también republicano George H. W. Bush frente Bill Clinton en 1992.

La situación actual de Trump contrasta no sólo con su sorprendente triunfo electoral en 2016, sino con las perspectivas que tenía a comienzos de año.

“En la primera semana de febrero, Trump parecía más invencible que nunca al sortear un juicio político en el Congreso y ver sus índices de aprobación en alza, con la menor tasa de desempleo de EE.UU., en medio siglo”, dice la BBC.

“¿Qué derrotará finalmente a Donald Trump?”, preguntaba en aquel momento el diario The New York Times en el título de un editorial.

Varios motivos explican la caída de Trump. Aquí analizamos tres de ellos:

1. Liderazgo incierto en tiempos de crisis

Mientras Trump lucía inexpugnable en febrero, un nuevo coronavirus avanzaba silenciosamente en Estados Unidos, para cambiar radicalmente el escenario económico, político y electoral del país.

Claro que Trump difícilmente pueda ser culpado por la llegada al país de un virus que se expandió por todo el mundo.

Pero el presidente sí fue acusado de eludir el papel de líder durante la crisis sanitaria y actuar de forma errática o caótica.

En vez de advertir sobre la gravedad de la amenaza, Trump buscó una y otra vez minimizarla, contradijo a expertos y sugirió soluciones sin base científica.

El presidente mantuvo esa actitud aún después que el país se volviera el país con más muertos e infectados por covid-19 y que él mismo contrajera el virus, lo que llevó a hospitalizarlo unos días en octubre, en plena campaña.

2. El desplome de la economía

Allan Lichtman, un historiador experto en elecciones en Estados Unidos, había anticipado la derrota de Trump en base a un modelo de predicción de elecciones presidenciales que él mismo creó y que le funciona sin errores en EE.UU., desde que Ronald Reagan fuera reelecto en 1984.

El modelo consta de 13 variables que contemplan distintos aspectos del panorama electoral, más allá de las encuestas: si seis o más de esas “llaves” se cierran contra el presidente o el partido que ejerce el gobierno, éstos pierden.

Trump apenas tenía cuatro llaves en su contra a fines de 2019.

Pero, tras la llegada de la pandemia, otras tres llaves giraron contra Trump para anticipar su derrota. Y dos de ellas tenían que ver con la situación económica a corto y largo plazo. La crisis de coronavirus causó la pérdida de millones de empleos en EE.UU.

Y, aunque en el tercer trimestre del año hubo una recuperación importante de la actividad, la economía aún era 3,5% menor que a fines de 2019.

Durante la campaña, los demócratas también buscaron atacar ese flanco al insistir en que Trump sería el primer presidente desde Herbert Hoover (1929-1933) en dejar el cargo con menos empleos en la economía que cuando asumió.

4. La antipatía hacia Trump

La tercera llave del modelo de Lichtman que giró contra Trump este año está relacionada con el malestar social que se expresó tras la muerte de Floyd.

Más allá de las críticas que recibió por su respuesta a esas protestas o al coronavirus, Trump nunca fue un presidente muy popular, aunque siempre mantuvo una base fiel de simpatizantes.

En rigor, en los casi cuatro años que lleva en el gobierno Trump ha tenido un rating de aprobación inferior al 50% en las mediciones de Gallup, otra variable clave para las chances de reelección de un presidente.

Trump nunca fue un presidente extremamente popular.

Trump tampoco ganó el voto popular en 2016, aunque en esa ocasión obtuvo la mayoría del Colegio Electoral gracias al modo como este se conforma, ponderando a los estados menos poblados.

Biden, por su lado, logró que la elección se volviera un referéndum sobre Trump y su estilo de gobierno.

Y la mayor antipatía por Trump le permitió a Biden no sólo mantener unido a su Partido Demócrata pese a sus grandes diferencias internas, sino atraer votantes independientes e incluso republicanos.

Sin embargo, el Partido Republicano siempre dio un firme respaldo a Trump, incluso durante sus mayores escándalos o el impeachment al presidente por abuso de poder, y ahora padece su derrota.

“En la historia de EE.UU., ningún partido que ocupa la Casa Blanca ha sufrido jamás un cambio de suerte tan repentino y dramático en apenas unos pocos meses”, señala Lichtman.

“Nunca sucedió antes y Donald Trump no tiene a nadie a quien culpar más que a sí mismo: él es el presidente”, agrega. “Nos guste o no, como dijo Harry Truman (quien gobernó EE.UU. de 1945 a 1953), la responsabilidad llega hasta aquí”. 

Rafael Navarro

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