Después de años de lucha, podrán quedarse en casa

Nélida y Cesáreo, atendiendo a Fernando, quien a pesar de su enfermedad estuvo siempre al tanto del problema con la vivienda.
Nélida y Cesáreo, atendiendo a Fernando, quien a pesar de su enfermedad estuvo siempre al tanto del problema con la vivienda.

Por: Rafael Navarro-ENG.

La cara de Noelia Castejón y de su padre Cesáreo eran otras, comparadas con las de hace tres años cuando los visitamos en su domicilio porque tenían una orden del sheriff del condado de Gwinnett para que desalojaran su casa –donde además vive con ellos, un familiar que sufre de distrofia muscular–, ahora estaban más relajados y tranquilos.

Cinco años después de una larga lucha con los bancos, intermediarios, la policía y los abogados, la familia Castrejón recibió la noticia de que su modificación hipotecaria estaba aprobada y tendrían la oportunidad de quedarse en la residencia que han ocupado por casi 10 años, pagando una cuota más cómoda para ellos.

“Me siento muy agradecida porque tenemos 5 años peleando sobre la modificación del pago y, ¿qué le puedo decir? dar más que gracias s Dios por su ayuda…”, dijo Noelia Castejón, una de las afectadas.

“No le digo que fue fácil, hubo momentos en que queríamos dejar todo, pero Michael siempre nos decía que no, que no nos podíamos dar por vencidos…todo va a estar bien, no tiren la toalla, nos decía”, narró Noelia a El Nuevo Georgia.

Se refiere a Michael King, del Community Legal Services ubicado en Doraville, quien durante todo este tiempo estuvo al frente del proceso de lucha con los bancos y los abogados, e incluso, quien escribió una carta a la Casa Blanca, por ser éste un caso de índole humanitario.

Comienza la lucha

Cesáreo, sus hijos Noelia y Mateo, cuando recibían de Michael King, la noticia de la modificación de su hipoteca con lo que tenían la certeza ahora de no perder su vivienda después de años de lucha.
Cesáreo, sus hijos Noelia y Mateo, cuando recibían de Michael King, la noticia de la modificación de su hipoteca con lo que tenían la certeza ahora de no perder su vivienda después de años de lucha.

Cesareo Castrejón llegó a Estados Unidos en la década del setenta, pero nunca pensó en quedarse, por eso iba constantemente a México donde estaba su esposa y sus hijos, llegaron a tener 8, pero ninguno de ellos nació de este lado.

Aprovechando la amnistía del presidente Reagan en 1986, Castrejón y algunos de sus hijos ya mayores pudieron arreglar su situación migratoria pero otros no, entre ellos Nélida, quien residía en México, por eso desde que llegó con Fernando ahora de 31 años y con distrofia muscular desde los 6 años, ha tenido que recurrir a la ayuda del Medicaid que para ese entonces se ofrecía a las personas sin documentos.

“En el 2001 le hicieron la traqueotomía y lo revivieron él no podía respirar por sí solo…”, cuenta la madre, pero implicaba además tener para toda la vida la ayuda de respirador, un dispositivo para darle los alimentos especiales que debe comer y una silla de ruedas, además de la adaptación de la casa, cosas que en ese tiempo se les ofreció por parte de Medicaid.

En el 2006 una ley estatal auspiciada por los republicanos y firmada por el entonces gobernador republicano Sony Perdue, le quitó la ayuda a pacientes como Fernando, quienes solo podrían acudir por urgencias a los centros asistenciales y ser cubiertos por el Medicaid de emergencia que por supuesto es más limitado.

Aun así, la firma Pediatric Services of America la que renta el respirador y la máquina para alimentarlo decidió continuar con sus equipos en la casa de los Castrejón para ofrecerle una mejor calidad de vida al paciente.

Cuando Cesáreo se jubiló, la economía del hogar comenzó a desmejorar. A cargo de su esposa, su hija que no puede trabajar y Fernando cuya estado empeora con el paso del tiempo, el hombre comenzó a solicitar a Wells Fargo que le hicieran una modificación del crédito hipotecario, ya que no podía con las mensualidades.
Luego de haber luchado por largo tiempo, su cuota bajó de mil 100 dólares a 680 dólares, pero al cabo de casi año y medio de pagos ininterrumpidos, el banco le dejó saber que ya no recibiría más esa cantidad, y comenzó de nuevo una etapa de sobresaltos en la que a cada momento la policía llegada hasta su puerta con órdenes de desalojo.

Se hace justicia

Desde un comienzo, Michael King, dijo que el caso del señor Cesáreo lo había asumido como una lucha suya, “Hemos tocado todas las puertas, hemos incluso escrito hasta la Casa Blanca, porque esto es una injusticia lo que hacen con ellos”, dijo en su momento King.

Una de las peticiones que Community Legal Services le hacía a Wells Fargo para lograr que la familia accediera a una cuota de acuerdo a su situación era el estado de salud de Fernando postrado en una cama para toda la vida.

“Uno de los individuos residentes temporales o permanentes de la casa tiene una enfermedad de largo término que podría agravarse con el proceso de movilización de la propiedad, sería así elegible para la Sección 203.674 (a)”, pero incluso esta petición fue negada y a cambio, recibieron como respuesta otra orden de desalojo.

Nélida, la madre de Fernando, dijo que no había dejado de mover cielo por el bienestar de su hijo. “Hemos hecho de todo, solo en la comida de él nos gastamos 360 dólares mensuales, él necesita más cuidado ahora, porque su salud se deteriora cada día, aquí en la casa está quieto, aquí lo cuidamos como a un niño…” dijo la mujer.

Entretanto Cesáreo, ahora más relajado, dice sentirse bien y contento porque al final lograron algo de lo que estaban solicitando.
“Mi esposa está un poco mal y mi nieto sigue igual…pasándola…nos ayuda mucho en que este pago sea menos y no se ve uno tan preocupado para pagarlo” dice el anciano, mientras en sus ojos se refleja un brillo diferente al de veces anteriores, cuando la angustia no dejaba apreciarlos en su verdadera dimensión.

“Muchas veces pensé que nos íbamos a quedar en la calle…” señala, mientras acompañado de dos sus hijos sale a darle las buenas nuevas al resto de su familia.

Editor

Rafael Navarro, es Comunicador Social- Periodista de origen colombiano, ha trabajado por más de 30 años en medios de comunicación en español, tanto en Colombia como en Estados Unidos, en la actualidad es editor del periódico El Nuevo Georgia.

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