Padres hispanos, los menos consientes sobre accidentes de tráfico de sus hijos
A pesar de que la comunidad latina joven sigue creciendo en el país a pasos agigantados y que cada año son miles los jovencitos que aspiran a tener su licencia de conducir, los padres latinos parecer seguir siendo los menos informados en cuanto a los accidentes fatales en las carreteras en las que se involucran sus hijos adolescentes.
Una encuesta a nivel nacional aplicada recientemente reveló que un 29 por ciento de los padres hispanos identificaron correctamente que los choques de autos son la causa principal de muertes entre los adolescentes. La mayoría de los padres hispanos, un 42 por ciento, asumió que las drogas y el alcohol eran la causa número uno de muertes de adolescentes.
El estudio es el primero dirigido a nivel nacional que analiza las actitudes y conducta de los conductores adolescentes hispanos y los padres.
Para ambos grupos de adolescentes, blancos no hispanos y los hispanos, los choques de autos son la causa principal de muertes y la Fundación Allstate dirigió la encuesta para identificar recursos y consejos para ayudar a todos los padres a mantener a sus hijos adolescentes más seguros detrás del volante.
La encuesta compara a estos dos grupos para poder establecer tendencias e identificar recursos que pueden ayudar a los expertos en asuntos de la seguridad del tránsito al desarrollar programas.
Conforme al Censo de los Estados Unidos, para el 2012, los adolescentes hispanos eran un 20 por ciento de todos los adolescentes en los Estados Unidos, y se espera que hasta el 2020 la población adolescente hispana crezca seis veces más que la tasa de la población adolescente en general.
La importancia de estar informado
“Yo he pasado por el proceso de obtener una licencia con mis dos hijos y sé por mi propia experiencia lo difícil y miedoso que puede ser cada vez que uno le entrega las llaves a un hijo,” declaró Jorge Monsivais, padre de un conductor adolescente quien acaba de obtener una licencia.
“Sólo si entendemos los verdaderos riesgos a los que se enfrentan nuestros adolescentes en la carretera, es que nosotros podemos hacer mucho para ayudarlos a prepararlos y a adiestrarlos para las muchas situaciones difíciles a las que se pudieran enfrentar.”
De los padres hispanos quienes participaron en la encuesta, alrededor de un 50 por ciento, casi siempre o solamente hablan español en la casa y tienden a depender solamente de los medios de comunicación en español.
Por eso se requiere de programas que se hagan al mismo tiempo en inglés y español de tal forma que puedan ser entendidos tanto por los padres como por sus hijos.
Los hallazgos adicionales de la encuesta incluyen:
Los padres hispanos están buscando recursos que les ayudarán a informarse sobre las leyes que regulan cómo deben conducir los adolescentes.
Un veintitrés por ciento de los padres hispanos no están muy familiarizados con las leyes de su estado para conducir para los adolescentes.
Un setenta por ciento de los padres hispanos dicen que ellos asistirían en persona a un seminario para informarse más acerca de las leyes de su estado para conducir para los adolescentes.
Sólo un 34 por ciento de los padres blancos no hispanos dicen que ellos asistirían en persona a un seminario. La preocupación de los padres hispanos por sus hijos adolescentes se convierte en reglas estrictas para conducir.
Los padres hispanos se preocupan de que sus hijos adolescentes no estén listos para conducir. Así mismo citan la necesidad de ser más responsables (43 por ciento) y preocupaciones sobre la seguridad (36 por ciento) como las dos razones principales del por qué sus hijos adolescentes no han comenzado el proceso de obtener una licencia de conducir.
Es notable cómo los padres hispanos establecen muchas reglas relacionadas al conducir de noche. Un setenta y un por ciento de los adolescentes hispanos dice que sus padres son muy estrictos en cuanto al conducir de noche comparado con un 56 por ciento de los blancos no hispanos.
También los adolescentes hispanos no violan las restricciones de conducir de noche tanto como lo hacen sus iguales blancos no hispanos (un 80 por ciento comparado con un 53 por ciento).
Además, entre aquellos quienes participaron en la encuesta, un 17 por ciento de los adolescentes hispanos poseen una licencia de conducir con todos los privilegios, comparado con un 40 por ciento de los adolescentes blancos no hispanos, y entre aquellos sin licencias, el doble de los adolescentes hispanos anticipan retrasar el obtener una licencia de conducir hasta que cumplan los 18 años de edad.
Lamentablemente, muchos adolescentes quienes deciden retrasar el obtener una licencia de conducir hasta que cumplen los 18 años de edad o más pierden la oportunidad de un proceso que salva vidas conocido como las licencias graduales para conducir.
Éste es un proceso que gradualmente introduce a los conductores adolescentes a experiencias de más riesgo y a retos a los que ellos se pudiesen enfrentar en la carretera. Más de 70 estudios científicos han demostrado que cuando los adolescentes reciben experiencia gradualmente y privilegios de conducir, se reducen sus probabilidades de quedar envueltos en un choque de auto.
Los programas estatales relacionados con las licencias incluyen un número mínimo de horas que tienen que conducir supervisados por un padre o tutor legal antes de que puedan obtener una licencia y restricciones al conducir de noche y en el número de pasajeros que viajen con ellos en el vehículo.
Varios estudios han demostrado que estos programas reducen los choques de autos en los que los adolescentes conducen hasta por un máximo de un 40 por ciento.
Lo que dicen los expertos
Los expertos en la seguridad del tránsito dicen y las investigaciones muestran que el tiempo que los adolescentes pasan conduciendo con un padre es una de las maneras principales en que los adolescentes pueden estar más preparados para la carretera.
Sin embargo, un 70 por ciento de los padres hispanos cree que los factores fuera de las horas que pasan conduciendo con su hijo adolescente contribuyen a las destrezas de conducir de su hijo adolescente, comparado con un 44 por ciento de los blancos no hispanos.
El practicar conducir con un padre bajo condiciones más difíciles también ayuda a preparar a los adolescentes a anticipar los peligros de la carretera. Sin embargo, cuando están aprendiendo a conducir, los adolescentes hispanos reportaron que rara vez o nunca ellos conducen en carreteras de alta velocidad (62 por ciento), bajo mal clima (79 por ciento), y durante la noche (49 por ciento).