Abogados de inmigración con menos poder de defensa

La abogada Karen Barrios de la firma Barrios & Virgüez atiende a Evette Barrios en su oficina

Por: Rafael Navarro- ENG

Evette dice que su padre Florencio Barrios, cayó en un reten que la policía de Gwinnett montó el pasado 8 de febrero, que primero lo llevaron a la cárcel del condado donde estuvo unos dos días.

“Era lunes cuando él ya no aparecía en el sistema de la cárcel de Gwinnett, entonces mi mamá y yo nos comenzamos a preocupar, porque cuando ibas a la página web decía que lo habían dejado ir, pero nunca supimos de él y el nunca nos llamó”, dice Evette

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Narra que su hermana llamó a la cárcel y le dijeron que lo habían remitido a inmigración, que después él trató de llamar pero ellos no pudieron contestarle porque era una llamada por cobrar desde un centro de detención y la familia no lo sabía.

“Teníamos que poner dinero para responder la llamada pero era algo que nosotros no sabíamos y tampoco sabíamos cómo conectarnos con él, entonces por fin él pudo llamarnos y nos dijo donde estaba que estaba en Irwin County Detention Center”

Barrios ha completado más de dos meses en ese centro de detención y solo espera que de un momento a otro lo llamen cuando tengan un cupo para embarcarlo en un avión de regreso a México ya que firmó su salida voluntaria.

Fianzas por las nubes

La abogada Karen Barrios de la firma Barrios & Virgüez, dice que desafortunadamente el caso del señor Florencio Barrios es el claro ejemplo de lo que está pasando en estos tiempos, más a menudo en los condados de Gwinnett, Hall y Cobb que tiene el programa 287(g) en las cárceles.

“El señor Florencio había vivido aquí en Estados Unidos sin ningún antecedente criminal fue detenido por no licencia hace más de dos meses, desafortunadamente las hijas ciudadanas ya tienen más de 21 años así que no son consideradas menores ni dependientes de Florencio”

Explica la abogada que cuando él fue trasladado de la cárcel de Gwinnet a inmigración, su firma pudo pelear por una fianza, pero desafortunadamente fue muy alta.

“Que es lo que miramos también, en la corte de Atlanta las fianzas de inmigración están muy altas y a veces se hace imposible pagarlas, la del señor Florencio Barrios como ejemplo, iba a ser de 50 mil dólares pero lo pudimos negociar a 17 mil dólares desafortunadamente la familia no la pudo pagar y tuvieron que hacer una decisión de salida voluntaria”, dice la abogada.

Las audiencias que pocos ganan

La jurista dice que algo que ha cambiado en estos tiempos es que por lo menos en la corte de inmigración, el fiscal no está implementando lo que antes usaba que es la discreción prosecutorial.

“Que en casos como el del señor Florencio hubiera permitido cerrarlo antes de presentarse ante un juez, porque el fiscal miraba mucho factores como, no record criminal, buen carácter moral, si la persona había estado aquí mucho tiempo, si los hijos dependían de él, entonces es algo que se nos ha quitado para poder cerrar estos casos, lo que vemos es que casi todos los casos van a ir a un juez a ver si tiene remedio o no”

“Es un poco más complicado ahora…”, advierte la abogada, refiriéndose a todo lo que ha acontecido tras la toma del poder del presidente Trump y sus órdenes ejecutivas.

“Es triste porque estamos viendo mucha gente que no es criminal que solo por manejar sin licencia, están siendo puestos en procedimientos de inmigración.

El caso de las cortes de Atlanta

Pero no solo se trata de las nuevas órdenes ejecutivas del nuevo gobierno, las cortes de inmigración y los jueces de Atlanta han sabido capitalizar desde hace años, la fama de estar entre las más estrictas en el país y la de tener a los jueces que menos aprueban casos de asilo o deniegan procesos que a nivel nacional son relativamente menos complicados.

El Southern Poverty Law Center—SPLC, por sus siglas en ingles –El Centro de Derecho de Pobreza del Sur– y la Escuela de Derecho de la Universidad de Emory encontraron que los jueces de la Corte de
Inmigración de Atlanta han estado constantemente fallando en mantener estándares éticos y legales para los inmigrantes detenidos, según trascendió luego de un detallado informe.

“Desde hace años se ha advertido y comprobado, que la Corte de Inmigración de Atlanta tiene la tasa de aprobación más baja para los solicitantes de asilo en la nación – aproximadamente el 2 por ciento, en comparación con el 84 por ciento en la ciudad de Nueva York, por ejemplo”, dice el informe.

“A menudo denegaron las fianzas a los inmigrantes detenidos y establecieron fianzas en cantidades excesivamente altas” Por ejemplo, el promedio nacional para las fianzas de inmigración en 2015 fue de $ 8,200, mientras que el promedio en un centro de detención cuyas fianzas fueron fijados por el Tribunal de Inmigración de Atlanta fue alrededor de $ 11.600, es decir, 41 por ciento más alto.

Otra de las preocupaciones es que los jueces de inmigración de Atlanta, rutinariamente cancelaron las audiencias con poca notificación a los afectados y ocasionalmente se prohibió a los observadores estar en sus tribunales -los mismos que están abiertos al público- Lo mismo es que a menudo se refieren a los detenidos como “prisioneros”.

“Estas observaciones confirman la reputación de la Corte de Inmigración de Atlanta como un sistema en el que los jueces no respetan el estado de derecho”, dijo el profesor Hallie Ludsin de la
Escuela de Derecho de Emory, quien dirigió a los estudiantes de derecho en su supervisión judicial.

“Las prácticas que observamos sugieren que estos jueces llevan a cabo sus cortes de una manera que claramente desalienta las adjudicaciones justas.”

“Debemos tener confianza en que nuestros tribunales de inmigración aseguran el debido proceso y la imparcialidad”, dijo Eunice Cho, abogada del SPLC. “Desafortunadamente, estos hallazgos sugieren que simplemente no son solo en la Corte de Inmigración de Atlanta”.

Nos hace mucha falta

Entretanto Evette dice que sin su padre en el hogar la situación es muy difícil porque ella siempre ha sido muy cercana a él. “El me ayudaba en mis estudios, pagaba todo para que yo pudiera hacer mis estudios, pagaba los servicios…es un golpe muy duro, y es muy difícil no tener a una persona a la que has tenido toda la vida”

Recuerda que su padre desde que se vino a los Estados Unidos hace más de 20 años nunca ha regresado a México por tener miedo de ir y no poder regresar.

“El me dice que está bien cuando hablo con él, pero yo sé que es para que no me sienta mal, yo se que él está triste y un poco desesperado porque ve que mucha gente ya se anda yendo y él todavía está ahí…”

Editor

Rafael Navarro, es Comunicador Social- Periodista de origen colombiano, ha trabajado por más de 30 años en medios de comunicación en español, tanto en Colombia como en Estados Unidos, en la actualidad es editor del periódico El Nuevo Georgia.

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