“Era un amor Tomasito” y lo mataron al frente de su padre
Por: Rafael Navarro- El Nuevo Georgia News.
Tíffany Muñiz, baja su rostro para ocultar por momentos sus brillantes ojos azules, mientras la brisa de la mañana bate sobre sus hombres sus cabellos rubios, se acaba de bajar de su mini van color vino tinto para hablarnos de la tragedia que por estos días enluta la compañía de taxis Acuario para la cual trabaja hace varios años y de la cual es su manager.
Es una georgiana raizal casada con un mexicano, por eso habla español con buen acento latino. Inicialmente habla de la inseguridad que ha ido incrementándose en los últimos tiempos, los riesgos que se corren como taxista y lo impredecible que resulta cuando los llaman para hacer una carrera y no se sabe qué ocurrirá al final de la misma.
“No estamos seguros” dice enfáticamente la mujer, “no hay seguridad…”
La tragedia
El pasado 18 de febrero en las horas del medio día, una llamada como cualquier otra solicitando un servicio entró a la base de la compañía de taxis Acuario ubicada sobre la Franklin Road en Marietta, la operadora advirtió sobre la misma y Tomás Arriola Durán un veterano conductor de la compañía atendió el pedido, lo acompañaba como de costumbre, Tomás Arriola, su hijo de 22 años que sufría de un retraso mental y cuyas actuaciones eran de un menor de 8 o 9 años.
De acuerdo a sus compañeros el hombre al cual atendió Arriola Durán, ya había pedido varios servicios en la compañía e incluso varios de sus familiares también se habían valido de los mismos, por eso quizá, el hombre fue confiado y desprevenido a iniciar el recorrido que lo conduciría a la carrera más trágica en su vida.
El sujeto, al que la policía identificó como Abdul M. Griffin de 20 años, pidió un taxi para dos pasajeros, desde el McDonalds en Cobb Parkway, cerca de donde se cruza New Hope Road para que los condujera hasta los apartamentos San Agustín.
Cuando el taxi llegó a los condominios, el hombre no identificado que acompañaba a Griffin apuntó al conductor con una pistola y luego al joven exigiéndoles dinero.
En declaraciones a las autoridades, el conductor dijo que le había entregado al hombre del arma, los $ 180 en efectivo que llevaba, pero su compañero Griffin comenzó a golpearlo mientras le exigía
más dinero, mientras esto sucedía, el hombre armado disparó contra el hijo de Arriola “sin provocación”, de acuerdo a los documentos con que esperan acusar a ambos sospechosos.
Los hombres huyeron del lugar y el conductor llevó a su hijo hasta una estación de gasolina cercana para solicitar ayuda, pero el joven herido falleció antes de llegar al hospital Kennestone en Marietta.
Griffin, quien estuvo prófugo por tres semanas, fue capturado la noche del lunes 3 de marzo y ha sido acusado de dos cargos de robo a mano armada, dos cargos de posesión de un arma de fuego durante la comisión de un crimen y asesinato, de acuerdo con la orden.
El otro sospechoso es descrito por la policía como un hombre negro, joven entre los 18 y los 20 años, el cual al cierre de esta edición no habían detenido, pero sobre cual, trabajaban afanosamente los investigadores para arrestarlo.
“Era un niño”
“Yo no digo que él era un adulto, él era un niño”, afirma Muñiz, refiriéndose a Tomás Jr., a quien por cariño todos le decían Tomasito. “Si tú quieres saber cómo era él, era algo como esto. Tú le dabas 5 dólares para que fuera a la tienda, él iba y compraba un carrito…era un amor de niño” afirma.
En efecto para todos los conductores y administradores de la compañía la presencia de Tomasito y del otro hijo de la familia Arriola de 26 años era común, ambos sufren de una condición genética que no les permite desarrollar sus capacidades mentales y sus comportamientos son de niños a pesar de sus edades.
“Como su papá no los podía dejar solos, ellos lo acompañaban siempre, a veces se iba con uno y dejaba al otro y así era todo el tiempo…” afirma Muñiz.
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Marta Hernández, una Guatemalteca que lleva 10 años trabajando para la compañía de taxis Acuario, dice que ella siente ahora mucho miedo, recuerda que su compañero Tomás es uno de los más antiguos conductores, y que todos conocían a sus hijos porque pasaban jugando en los alrededores de la oficina.
“Tomasito era un hiño inocente…pasó de niño especial a adulto a especial”, afirma Hernández, para quien la calle ahora es menos segura. “El taxi es muy perseguido ahora, el tiempo ha cambiado esto se está poniendo muy peligroso, aquí han ocurrido varios asaltos…” recuerda.
Hernández dice que tiene miedo, “tanto de morenos como de hispanos, porque nos han asaltado tanto morenos como hispanos…” dice y como si fuera poco dice que siente que la policía no es muy diligente cuando se trata de latinos víctimas de los delincuentes.
Un trabajo estresante
Ángela Pinillos, fue conductora de la compañía Amigo Taxis de Chamblee, y decidió seguir trabajando pero sin calcomanía en su vehículo porque solo atiende a la base de clientes de la compañía y sus amigos que le solicitan carreras a menudo.
“Me asaltaron tres veces, se volvió algo muy peligroso” dijo Pinillos.
Sin embargo Germán Pacheco de la compañía de Taxis Lideres, dice que el riesgo se corre en todos los oficios. “Yo no creo que ser taxista sea un oficio seguro, pero de todos modos también corremos el riesgo de un accidente o de que un cliente se vaya corriendo”
Para Pacheco quien lleva 5 años en el oficio en Atlanta, el problema con los taxistas es evidente porque los ladrones saben que ellos manejan dinero en efectivo, y el problema se agrava es porque en Atlanta no es mandatorio que los carros tengan una división entre la cabina y los pasajeros como si la tienen en Nueva York, de donde él proviene.
“La otra cuestión es que en estos momentos se ha triplicado el número de taxis rodando en las carreteras y eso da más chance para que los ladrones actúen”.
Lucy Arellano, una de las propietarias de taxis Acuario dice que es la primera vez que alguien es asesinado en medio de un asalto en su compañía y que ellos están muy dolidos.
“Ya nada es como antes, ahora tomamos más precauciones y seguramente muchos conductores ya estarán más prevenidos al momento de decidir si toman una carrera o no”
Con relación a Tomasito, Marta Hernández quien lo evoca jugando con sus carritos mientras espera a su padre suspira y se lamenta otra vez:
“Lo que nos duele más, es que lo hayan matado siendo un niño inocente…”
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