Pandillas, una amenaza juvenil que los padres deben conocer

Por: Rafael Navarro- ENG.


Sostenido sobre un par de muletas, “Kiko King” de 34 años, narra con lujo de detalles lo que ha sido su vida de pandillero desde los 12 años cuando ingresó a los “Latin King” en Chicago hasta los momentos en los cuales deseó que alguien acabara con su vida, ya que los cuatro balazos que recibió durante ese tiempo y las dos heridas con arma blanca no pudieron hacerlo.

Kiko, como prefiere que lo llamen para ocultar su identidad, no tiene problemas en contar cómo en su familia ser miembro de las pandillas era una “tradición” que empezó con su padre desde 1940, siguió con sus hermanos y casi todo su entorno familiar, el cual terminó por desintegrarse gracias a la mayoría de ellos murieron trágicamente.

“Yo lo único que yo quiero es que sus hijos no pasen por lo que yo pasé…”, les advierte el hombre a un grupo de padres de familia, educadores y jóvenes que se dieron cita en la Primera Conferencia sobre el Abuso de Sustancias, organizada por la Clínica para la Educación Tratamiento y Prevención de la Adicción—CETPA, por sus siglas en inglés.

“Mi papá fue Latin King desde 1940…mis hermanos ya están muertos, cuando yo tenía 19 años mis hermanos se suicidaron con mi cuñado por lo mismo, asaltaron un banco, fueron a matar a unos policías y no quisieron ir a la cárcel y se suicidaron, uno se colgó de la bañera y los otros se mataron…” dice el hombre mientras los asistentes siguen con la mirada cada uno de sus movimientos y prosigue:

“Yo tenía 16 años y mi mamá me mandó a México porque pensó que iba a hacer una mejor vida allá…regresé al poco tiempo y a los 20 días de regresar caí preso y me dieron 10 años de cárcel”, narra sin contar detalles, solo que fue cargado con 35 cuentas por delitos agravados y a los 10 años en prisión le seguían 10 años de libertad condicional que están a punto de culminar en el 2013.

“…y pasé 10 años en prisión, pude haber pasado el resto de mis días en prisión…yo tengo una niña con síndrome de Down y no sé si es el castigo que Dios me ha dado, pero mis hijos son todo para mí…la familia es lo mejor que tienes…”, le dijo Kiko a los jóvenes que escucharon su testimonio.

Hablando para El Nuevo Georgia, el hombre dijo que durante su condena había estado en prisiones de La Forida, Arkansas y Louisiana y que le hubiera gustado ser jugador profesional de Fútbol Americano, “pero algo me trancó en mi infancia y me metí a la nación” como él llama a la pandilla.

“Los padres deben estar pendiente de sus hijos, porque en la calle corren muchos peligros, pueden consumir drogas, meterse en problemas, lo que más se consume ahora en las pandillas es la marihuana sintética, el crack o mejor llamado el beso del diablo”, dijo el pandillero.

Las padillas un problema que pocos ven

Los pandilleros suelen ser adolescentes o jóvenes con problemas de conducta, malas relaciones familiares y adicciones. Por lo general se unen a estos grupos en busca de reconocimiento y sentido de pertenencia. Las pandillas pueden dedicarse al narcotráfico o al robo, entre otras actividades ilegales.

La pandilla puede usar un nombre, color, estilo de vestimenta, tatuajes u otros elementos para identificarse. Una pandilla puede o no reclamar el control sobre cierto territorio o comunidad. Los miembros de pandillas incluyen a hombres y mujeres de todas las edades, razas y origen étnico.

Existen muchas razones por las cuales las personas entran a pandillas: atención, ser parte de algo, emoción, presión de compañeros, protección y ganancias financieras son sólo algunas. En ciertas familias, pertenecer a una pandilla es una tradición. Otras personas entran a pandillas porque piensan que están a la moda. Muchos jóvenes no se dan cuenta de los riesgos, consecuencias y peligros de participar en pandillas.

De acuerdo al investigador de la policía del condado de Gwinnett Marco Silva, quien en su adolescencia hizo parte de una pandilla, el 30% de todos los pandilleros son menores de 15 años, porque cuando se va creciendo en edad ya las personas no se quiere estar más ahí.

“Para entrar me tocó dejarme golpear por 50 segundos de 5 pandilleros…cuando dejaron de pegarme entonces dije, ahora sí, ya soy Latin King…”, dijo el investigador a El Nuevo Georgia.


¿Por qué mi hijo tiene un arete en la oreja izquierda?

Para el investigador Silva, un experto en el tema de las pandillas juveniles en el condado de Gwinnett y quien comenzó a trabajar en la problemática, cuando en su territorio se contaban hasta mil 80º grupos de éstos, el tema definitivamente empieza en los hogares, cuando los padres no saben qué hacen sus hijos, con quiénes se juntan y por qué se comportan de la manera que lo hacen.

“Usted como padre de familia debe preguntarse, ¿por qué mi hijo tiene un arete en la oreja izquierda? ¿Por qué tiene un celular caro? ¿Por qué casi toda su ropa es de un solo color? ¿Por qué casi siempre usa la misma marca de ropa?, dijo el oficial.

Recordó, como cuando quiso salirse de la pandilla de la que hizo parte, le advirtieron que para hacerlo, debía dejarse pegar por espacio de 2 minutos por parte de 10 pandilleros sin derecho a defenderse.

“Cuando yo estuve preso en la cárcel, solo mi papá y un hermano me fueron a visitar, los amigos de las pandillas no te conocen en la cárcel ni si caes herido”, reconoció el oficial y narró la forma como finalmente encontró la salida.

“Por eso me metí a las fuerzas armadas…yo no digo que la vida militar puede ayudar a todos, pero la escuela si lo puede hacer…” enfatizó.

Una víctima de 14 años

El oficial Silva recuerda que una de sus experiencias más tristes ocurrió un día en que una de las unidades de la policía de su condado lo llamó para que fuera a atender lo que parecía un caso donde estaban involucrados algunos pandilleros.

“Se trataba de una mujer que había sido abandonada en un hotel, y cuando llegamos no era más que una niña drogada, desnuda y vendida como prostituta por la pandilla, solo tenía 14 años, eso es lo que vemos nosotros como policías…eso es lo que hacen las pandillas con nuestras niñas si no estamos ahí como padres para saber qué andan haciendo”, advirtió.

De acuerdo a la policía de Gwinnett y a los estudios sobre el tema, el 85% de todas las pandillas están compuestas por varones, y el 15% por niñas, lo cual es un incremento alarmante porque hasta hace pocos años solo eran el 5 por ciento.

¿Por qué nuestras hijas se están metiendo a las pandillas…?”, se preguntó el oficial.

Según el oficial, parte del problema está en que los chicos no tienen una adecuada dirección ni dónde ir, y como es “fácil” entrar, muchos optan por esta alternativa que más tarde los lleva a cometer actos criminales o a ser ellos mismos asesinados.

“Padres, lo que muchos de ustedes no saben es que, para los niños la forma de entrar es dejarse golpear por algunos segundos, pero para las niñas…para las niñas es el sexo, ellas tienen que tener relaciones con toda la pandillas, con 5, con 10 con 15 muchachos…”

Un problema preocupante pero bajo control.

Haciendo alusión al condado de Gwinnett, uno de los territorios más grandes y poblados del estado de Georgia donde hace algunos años el problema de las pandillas llegó a tomar dimensiones alarmantes, el investigador Marco Silva advierte, que ahí hace un tiempo el 40% de los miembros de las pandillas eran latinos.

“Ese problema era porque muchos padres no entendían qué era una pandilla, pero empezamos a educarlos, a trabajar con la comunidad, y se empezaron a bajar los números, ahora los latinos son como el 20 o 25%, pero eso no pasó en un día”, dijo.

Afirmó que los peores momentos llegaron a contar hasta 1,800 pandilleros en las calles de Gwinnett y ahora son menos de 1,000, pero igualmente dijo que tenían un número muy grande de jóvenes y eso no era fácil.

“La ventaja que tenemos ahora es que, como muchos de esos jóvenes conocen los peligros de las pandillas, ya ellos saben donde no ir, y lo que queremos hacer es seguir bajando esos números”

En lo que respecta a las medidas de prevención, Silva fue claro en afirmar que el mejor remedio para que los jóvenes no entren a las pandillas es:

“Primero educarnos en qué es una pandilla, segundo, hay que tenerlos siempre ocupados, siempre haciendo algo, en actividades deportivas y, cuando ya los jóvenes se gradúan de la escuela ya pueden tomar sus decisiones porque ya los padres cumplieron con ellos”

Señales de alerta:

Señales que debe observar como posible participación de su hijo en actividades de pandillas:

•Admitir que pasa tiempo con jóvenes que participan de alguna pandilla.

•Presentar interés particular en uno o dos colores de ropa o una insignia específica.

•Mostrar un interés particular en influencias de música, videos, películas o páginas electrónicas en Internet influidas por pandilleros.

•Utilizar señales con las manos que no son comunes para comunicarse con sus amigos.

•Poseer dibujos específicos, símbolos de pandillas dibujadas en sus libros, ropa, paredes o tatuajes.

•Llegar a la casa con lesiones corporales sin explicación (hematomas relacionados con peleas, lesiones en las manos o nudillos).

•Posesión de dinero en efectivo, ropa o prendas sin explicación.

•Posesión de armas.

•Problemas con la policía.

•Cambios negativos del comportamiento en la casa y en la escuela

FOTOS:

1. “Kiko King” habla a los asistentes a cerca de su experiencia como un “Latin King”

2. El investigador Marco Silva de la Unidad Especial Anti pandillas de la policía del condado de Gwinnett, mostró cifras e imágenes perturbadoras de lo que hacen las pandillas.

Rafael Navarro

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