¿Un reto más o el final de un sueño?
Por: Rafael Navarro -ENG
“Yo sé que voy a salir de este reto otra vez y que hay muchos más allá que están esperando todavía ese alguien que les pueda decir que sí se puede…”, con estas palabras y aún convaleciente nos daba Eduardo Samaniego sus primeras declaraciones, tras el fatídico accidente del 7 de septiembre de 2015, donde se vio de frente con la muerte.
“Haber salido con vida es una bendición…yo entiendo. La pregunta no es el por qué, sino para qué…qué es lo que me espera adelante…”, nos dijo Samaniego todavía adolorido de las quemaduras y tratando de respirar bien por las fracturas en sus costillas y una de sus piernas.
El día del accidente, los bomberos de Cobb recibieron una llamada sobre una gran explosión registrada en el número 500 de la Willams Street en Marietta en los apartamentos Crestmont, lo que ocasionó que parte del complejo se quedara sin fluido eléctrico. “Al menos 10 apartamentos fueron destruidos”, según los bomberos.
¡La le había sonreído!
Eduardo había llegado a Georgia a visitar amistades tras su primer año de estudios en Derecho Constitucional en Hampshire College en Massachussets, luego de ganarse una beca completa de 240 mil dólares.
“Yo me siento que me falta tanto por vivir por experimentar, tanta gente que ver y tanta gente que apoyar…” era su pensamiento a pesar de la tragedia.
A raíz de este accidente, Samaniego comenzó a tener serios problemas de salud mental, lo que hizo que los médicos de la universidad le recetaran medicamentos para controlar la ansiedad, pero él, siempre dispuesto a llevarse el mundo por delante, seguía trabajando por la causa de los inmigrantes en varios frentes.
Nada lo detenía
La historia de Samaniego es fascinante, María Estela su madre, nos dijo después del accidente que cuando él se vino a Estados Unidos fue muy duro tanto para sus abuelitos que lo habían criado. como para ella.
“Para sacar su visa tuvimos que hacer unos ahorros y se la dieron rápido, pero al mes ya quería salir para acá”, nos dijo.
“Traía muchos sueños de aprender inglés, de terminar su high school…de hacer muchas cosas…”
Y así fue. Aprendió inglés en menos de 6 meses, fue líder en su escuela de Marietta de donde se graduó con honores, venció todos los obstáculos en su camino y logró ganarse algunas becas para distintas universidades, las que no pudo usar por ser indocumentado.
La Acción Diferida para los Llegados en la Infancia—DACA, no lo alcanzó a cubrir porque llegó al país cuando ya había cumplido los 16 años, aun así, en 2014 se ganó la beca completa para seguir sus estudios.
Después de graduarse, comenzó a abogar para que los estudiantes indocumentados tuvieran acceso a la educación superior. También comenzó a abogar por los Dreamers y por el reconocimiento total de todos los inmigrantes en los Estados Unidos.
En Massachussets Eduardo se convirtió en un líder por la justicia del inmigrante reconocido a nivel nacional. Hampshire College en Amherst, reconoció la capacidad de Eduardo y fue elegido para servir en su Consejo de Administración.
En 2018, participó en una marcha de los Dreamers de 250 millas por la reforma migratoria, también fue fundamental en liderar el esfuerzo para aprobar una legislación contra el programa Comunidades Seguras, prohibiendo la colaboración de la policía con ICE.
Su regreso
Pero 2018, sería uno de sus peores años para Samaniego. Sus problemas fueron escalando y finales de septiembre llegó al aeropuerto de Atlanta sin documentos y tras haber sufrido una crisis antes de abordar su avió de regreso a Georgia. Era el inicio de un nuevo capítulo en su vida.
En octubre, Eduardo fue arrestado en el condado de Cobb por un delito menor, después de olvidar su billetera y de no poder pagar $ 27.75 de una carrera de taxi y tras más de un mes detenido, fue puesto bajo custodia de ICE.
Fue transferido varias veces y lo mantuvieron en régimen de aislamiento por tres semanas, una medida punitiva comúnmente utilizada contra activistas de inmigración, según denunciaron grupos de activistas.
“La salud física y mental de Eduardo se ha deteriorado hasta tal punto que recientemente fue transferido al Columbia Regional Care Center (CRCC) en Carolina del Sur, un centro privado de detención de salud mental con fines de lucro contratado por el ICE”
Días y noches de angustia
“Han sido noches de angustia, días sin saber cuál es la salud de mi hijo mientras está dentro de ese lugar, me cuesta trabajo decirlo, han sido noches sin dormir, días de angustia sin querer ni comer…”, nos dijo su madre María Estela frente a la Corte de Inmigración en Atlanta, visiblemente demacrada.
“Para mí, yo no puedo vivir desde el día que me di cuenta, que mi hijo está en ese lugar, y yo sin saber si come, si está bien físicamente, si lo tratan bien, si lo tratan mal”
Dice que solo va a tener paz hasta que su hijo salga de ahí, y pueda retomar otra vez su vida normal.
Caroline Murray organizadora de la Red de Apoyo para Eduardo que reúne organizaciones y personalidades a nivel nacional, dice que “ICE está apuntando a Eduardo y tomando represalias contra los líderes que se están oponiendo a las políticas brutales de esta administración”.
Denunció que, en la última video audiencia con el juez de inmigración, Eduardo fue forzado a proceder contra las objeciones del abogado, y sucumbió a la presión del fiscal de ICE, dejándole sin otra opción que aceptar la “salida voluntaria”, una forma de deportación.
“Cassidy (el juez) anuló las objeciones del equipo legal de Eduardo y negó su pedido urgente de más tiempo para presentar evidencia adicional”
“La verdad no quiero ver más sufrir a mi hijo, pero no sé qué hacer…él está desesperado…si lo sacaran rápido aquí estuviera bien, pero como su salida más rápida es a México…eso fue lo que él pidió…”, dice su madre.