Republicanos mataron proyecto de reforma este año
Lo que muchos temían sucedió, tras el receso del Día de Acción de Gracias, la Cámara de Representantes regresó a sus actividades sin el tema de la reforma migratoria entre sus prioridades y todo indica que no debatirá sobre la reforma migratoria, sino hasta el próximo año según algunos más optimistas.
La cadena de noticias Univision reportó en noviembre que la reforma migratoria había muerto en el Congreso y que las organizaciones que defienden los derechos de los inmigrantes alistaban estrategias para el 2014, sin embargo muchos grupos no quisieron darle crédito al anuncio y siguieron insistiendo en que algo iba a pasar.
Entre otras señales de ese aplazamiento, estuvo la declaración del congresista Mario Díaz-Balart (republicano por Florida), quien dijo a medios de prensa, que no había voluntad política ni tiempo para avanzar el proyecto en lo que restaba de 2013. El resto de los republicanos lo había rechazo antes de manera vehemente.
El legislador también advirtió que si no se lograba entre enero y febrero de 2014 la reforma migratoria volvería a morir en el intento, y ese es otro anuncio al que hay que tenerle cuidado, porque el partido republicano ha sido siempre un firme opositor a la reforma migratoria azuzado por la línea dura del Tea Party y los grupos anti-inmigrantes.
“El 27 de junio y luego de siete meses y medio de negociaciones bipartidistas, el Senado aprobó por amplia mayoría un plan que incluye un camino a la ciudadanía para indocumentados que están en Estados Unidos desde antes del 31 de diciembre de 2011 y carecen de antecedentes criminales” recordó la cadena de noticias Univisión en un reportaje sobre el tema.
Antes de la votación, el liderazgo republicano de la Cámara advirtió que debatiría su propia iniciativa, que lo haría por partes y recordó la vigencia de la regla Hastert, que solo permite enviar al pleno planes que tengan el respaldo de la mayoría de la mayoría, es decir 118 de los 234 votos republicanos, esto solo son el fin de ponerle trabas al proyecto y no votarlo nunca.
“La postura del liderazgo republicano detuvo la votación de un plan como el del Senado y ató de manos al presidente de la Cámara, John Boehner (Ohio), quien tampoco envió al pleno un proyecto de ley sin antes tener la certeza que sería aprobado con un mínimo de 218 respaldos”.
El congresista Luis Gutiérrez (demócrata de Illinois), dijo recientemente que el gobierno de Obama pasará de los 2 millones de deportados antes que finalice el 2013 y que “lamentablemente seguiremos deportando a más de 1,100 inmigrantes cada día”.
Por el momento, un grupo de cinco activistas, entre ellos el sindicalista Eliseo Medina, llevan a cabo desde hace 20 días un ayuno en una carpa levantada a menos de tres cuadras del Congreso donde le piden a la Cámara de Representantes un voto por la reforma migratoria y a la Casa Blanca que pare las deportaciones.
La Administración ha respondido que no existe una justificación jurídica para detener la política de deportaciones y enfatiza que una reforma migratoria con sentido común repararía un sistema que se encuentra roto y que urge ser reparado.
El período de sesiones del Congreso inaugurado en enero de este año finaliza en enero de 2015. “Eso significa que la iniciativa de ley aprobada por el Senado en junio tendrá vigencia todo el año 2014”, dijo el congresista Gutiérrez, quien no da por finalizada la batalla pero urge a la comunidad inmígrate a que “aumente la presión” sobre el Congreso para que el liderazgo republicano envíe un proyecto de ley al pleno de la Cámara y se apruebe la reforma migratoria “con sentido común”.