Una reforma migratoria en 100 días
Tras el anuncio de la nueva administración, activistas y organizaciones que defienden los derechos de los inmigrantes respaldan la promesa hecha por el presidente, Joe Biden, de enviar al Senado un plan de reforma migratoria integral en los primeros 100 días de mandato, pero advierten que la iniciativa puede nacer muerta si primero no consigue al menos 10 votos republicanos.
Asimismo, reconocen que los esfuerzos prometidos por el gobierno entrante abren un diálogo que en los últimos cuatro años fue clausurado no solo por el presidente Donald Trump, sino también por el Partido Republicano.
La semana pasada, la vicepresidente, Kamala Harris, dijo en una entrevista exclusiva al Noticiero Univision, que el plan migratorio del presidente incluirá un camino a la ciudadanía para millones de indocumentados, documento que todavía se encuentra siendo “preparado”.
La iniciativa incluirá protecciones para miles de dreamers protegidos por DACA y también indocumentados amparados por el Estatus de Protección Temporal (TPS), quienes tendrán prioridad para regularizar sus permanencias como residentes legales permanentes (green card).
Harris también mencionó que el proyecto incluirá el restablecimiento de la política migratoria, que en los últimos cuatro años ha sido reducida al mínimo.
El plan es similar al aprobado por el Senado el 27 de junio de 2013, iniciativa que incluyó un camino para que los indocumentados recibieran primero una residencia temporal y, al cabo de 10 años, optaran por una residencia permanente. Tres años después calificarían para pedir la ciudadanía.
Harris dijo que el nuevo plan reduciría la espera de 13 a ocho años, pero ello dependerá del apoyo republicano en el Senado.
Para Ben Monterroso, director de la organización Poder Latinx, el plan de Biden “es un respiro de esperanza y alivio para nuestra comunidad. Confiamos en que avanzará como lo hizo el grupo de los Ocho en el 2013.
Y esta vez los demócratas tienen el control de la Cámara de Representantes”.
El Grupo de los Ocho, integrado por cuatro senadores demócratas y cuatro republicanos, redactó el proyecto de ley de reforma migratoria S.744, que incluía una vía a la ciudadanía para millones de indocumentados en un plazo de 13 años.
Cuando el proyecto fue enviado a la Cámara Baja, los republicanos lo rechazaron indicando que sólo estarían dispuestos a debatirlo “parte por parte”, una oferta que fue inmediatamente rechazada por los demócratas.