“Los latinos y progresistas, no tienen poder ni presencia política”
Por: Rafael Navarro-ENG.
Roberto Gutiérrez dice que emigró de Lima Perú, hacia Estados Unidos cuando “ya estaba viejo”, tenía en ese tiempo solo 20 años, a lo que se refiere es que no llegó cuando niño pero aún así pudo aprender el idioma, trabajó duro en distintas labores porque su meta era “hacer unos dólares” y regresarse a su casa, pero en el camino su historia ha ido cambiando radicalmente.
Por un tiempo se quedó fuera de estatus y trabajó en fábricas de alfombra en Gainesville, en gasolineras y en todo lo que pudiera ofrecerle los recursos para vivir. Como su meta era más económica que académica, doblaba los turnos para hacer más dinero, pero pronto se vio envuelto en un movimiento en defensa de los derechos de los inmigrantes en el que nunca se imaginó llegar tan lejos.
“En el año 2006 estando en Gainesville comenzó a darse el movimiento en contra de la SB-529, la primera ley anti inmigrante propuesta por Chip Rogers, y junto con un grupo de estudiantes en una escuelita comenzamos un trabajo de informarle a la comunidad sobre todo lo que acontecía” dijo Gutiérrez. Para ese entonces recuerda que odiaba los temas que tenían que ver con leyes y política.
El mismo ambiente de la población que es muy rural, permitía que la situación de los inmigrantes fuera más crítica. “Al final todo terminaba colocándonos contra la pared, todo terminaba en la forma cómo ese tipo de leyes nos afectaba” afirma.
Para Gutiérrez ahí comenzó a darse cuenta de un fenómeno que más tarde le ha servido para entender mejor, porqué la política en el Estado es tan contraria a lo que es Atlanta su capital como ciudad cosmopolita.
“En una zona rural usted agarra un tema, cualquiera que sea, y con ese tema puede manejar a la gente, la gente le va a creer, la gente va hacer lo que usted diga”, razona.
Atlanta le dio un vuelco a su vida
Cuando Roberto decidió ir a la universidad se vino a Atlanta, se inscribió en Georgia State, e inició sus estudios en Políticas Públicas, ya el tema no le era tan indiferente y pronto pudo unirse como voluntario a los grupos que en esta ciudad luchan por reivindicar los derechos humanos y civiles de las comunidades inmigrantes y las minorías.
“Aquí me di cuenta que los activistas son mucho más progresistas, Atlanta es un oasis comparada con el resto del Estado, la ciudad es más diversa, es más cosmopolita y los intereses políticos son también distintos al resto de la parte rural”, comenta.
En ese proceso Gutiérrez dice que advirtió que no había latinos trabajando dentro de la legislatura pendientes de lo que pasaba con los proyectos de ley, y su cercanía entre la universidad y el capitolio le permitió concientizarse de que afuera necesitaban saber qué ocurría con las leyes que le eran contrarias a la comunidad.
“Lo otro que observé es que en Atlanta la gente es de mente muy progresista, pero quienes hacen las leyes, los políticos no son de aquí, la mayoría son de afuera, son de las zonas rurales, y uno viviendo aquí no observa eso. El poder político del Estado no está en Atlanta, está fuera”, anota.
El origen de los estereotipos
Gutiérrez se inició en las labores de lobista junto a Larry Pellegrini, un activista conocido y respetado por la comunidad en general, especialmente por la latina a la que ha estado vinculado apoyando el movimiento en defensa de los inmigrantes, eso le ha valido adquirir experiencia en los temas que tienen que ver con la política estatal.
“Yo no me considero lobista porque no gano dinero por lo que hago, ni ejerzo influencia sobre los políticos para que voten determinado tema, antes que eso me considero un “advócate” (defensor) de los intereses de la comunidad” advierte.
Pero su labor se ha vuelto indispensable y valiosa. En el capitolio ha podido conocer todo tipo de posiciones políticas absurdas y descabelladas así como ha visto mentes más mesuradas, no ha faltado quien le deje saber su asombro por verlo haciendo esa labor, cuando no es blanco y por el contrario es latino.
“La imagen que muchos políticos tienen de nosotros los latinos es que estamos en pandillas, hacemos drogas, le pegamos a nuestra mujeres, agarramos todos los beneficios del Estado y no trabajamos”
En la legislación pasada, Roberto Gutiérrez estuvo hasta entrada la madrugada en el capitolio pendiente e informando a los medios de lo que ocurría con el debate de algunos proyectos de ley nocivos para los latinos.
“Lo que uno oye de muchos políticos es que sus clientes le pidieron que votara este tema, que tratara este tema o que debía estar en contra de los inmigrantes, eso es mucho de lo que se oye todos los días” dice.
Por eso considera que hace falta mucho por hacer, para que la legislatura aborde temas más allá de la presión que ejercen las comunidades rurales, donde no quieren a los gay, no quieren a los latinos y no quieren a los musulmanes.
“Hay que reconocer que los latinos y los progresistas no tienen poder ni presencia política con mucha fuerza en la legislatura” dice y concluye.
“Uno escucha allá afuera muchas cosas de lo que dicen los legisladores, pero otra cosa es oírlos como me ha tocado y es frustrante, yo me siento impactado de manera negativa, pero al mismo tiempo eso nos enseña a ver cuál es la mentalidad de la gente que crea las leyes, y eso no necesariamente tiene que gustarte pero te enseña mucho”.