Disparidades de salud vinculadas al cáncer
Para reducir la desigualdad del cáncer en grupos de mayor riesgo, debemos: mejorar y aumentar la detección temprana del cáncer, promover estilos de vida saludables y ampliar el acceso una mejor atención sanitaria. Organismos de salud pública, profesionales de la salud y las comunidades deben luchar para reducir estas disparidades.
Según la Oficina de Salud de las Minorías y Disparidades de Salud (en inglés), la expectativa de vida y de salud en general de la mayoría de la población estadounidense han mejorado en los últimos años, pero no todos los estadounidenses se han beneficiado por igual.
Los CDC y sus socios monitorean las tendencias en la incidencia (diagnósticos) y mortalidad (defunciones) vinculadas al cáncer para identificar qué grupos de la población se ven afectados de manera desproporcionada.
Las disparidades de salud son las diferencias en la incidencia, la prevalencia y la mortalidad de una enfermedad y sus efectos adversos en la salud entre grupos específicos de la población. Las disparidades afectan a muchas poblaciones, incluidas las minorías raciales y étnicas, los habitantes de las zonas rurales, mujeres, niños y adolescentes, los ancianos y las personas con discapacidades.
Para todos los tipos de cáncer en los hombres estadounidenses:
•Las tasas de nuevos casos de cáncer es mayor entre los hombres negros y luego, en forma descendiente, entre los hombres blancos, hispanos*, asiáticos/nativos de las islas del Pacífico y los indoamericanos/nativos de Alaska.2
•Las tasas de mortalidad más altas se registran entre los hombres negros, seguidos por los hombres blancos, los hispanos*, los indoamericanos/nativos de Alaska y los de origen asiático/nativos de las islas del Pacífico.2
Para todos los tipos de cáncer en las mujeres estadounidenses:
•La tasa de nuevos casos de cáncer es mayor entre las mujeres blancas y luego, en forma descendiente, entre las mujeres negras, hispanas, asiáticas/nativas de las islas del Pacífico e indoamericanas/nativas de Alaska.2
•Las tasas de mortalidad más altas se registran entre las mujeres negras, seguidas por las mujeres blancas, las indoamericanas/nativas de Alaska, las hispanas* y las de origen asiático/de las islas del Pacífico.2