“El asesino de los Spa” ¿Adicto al sexo o con un desorden mental?
Por: María Isabel Pérez
Tratar de comprender la personalidad de un asesino ha sido materia fascinante de estudios por siglos. En el caso que nos ocupa, se trata de un muchacho de 21 años, Robert Aaron Long, quien el martes 16 de marzo del 2021, disparó contra 9 personas matando a 8 en tres localidades diferentes del área metropolitana de Atlanta.
El joven asesino aseguró a los investigadores que el motivo que lo llevó a cometer los crímenes no tenía nada que ver con odio racial como se ha especulado desde el comienzo, porque seis de las víctimas eran de origen asiático, sino por su “adicción al sexo”, término con el que estaría refiriéndose a una condición mental problemática.
Aprehendido horas después de la masacre, el joven declaró que asesinó a sus víctimas como represalia contra esos lugares como los salones de masajes que ejercen sobre él una influencia negativa para el problema con el que estaba batallando desde hace algún tiempo.
En manos de las autoridades está comprobar los verdaderos motivos detrás de los sangrientos hechos, pero por el momento El Nuevo Georgia quiso conocer la opinión de una experta en el tema de la conducta sexual a la que el joven asesino ha confesado padecer.
“No es una adicción”
“Yo no lo llamaría “adicción al sexo”, lo que tendría este joven es un trastorno de control de impulsos manifestada en una conducta sexual compulsiva. Pero no hay un perfil único para determinar quién puede o no presentar este tipo de problemas” advierte Pierluigi Mancini, experto en salud mental en minorías.
Complementando lo dicho por Mancini, la clínica Mayo en su página de internet indica que la conducta sexual compulsiva recibe el nombre de “hipersexualidad’, “trastorno de hipersexualidad” pero comúnmente se le llama “adicción sexual”.
Esta se refleja en una preocupación excesiva por fantasías, impulsos, o conductas sexuales difíciles de controlar, provoca angustia, o afecta de manera negativa la salud, el trabajo, las relaciones u otros aspectos de la vida.
¿Quién es Robert Aaron Long?
A medida que avanzan las investigaciones se conocen algunos detalles de la vida del asesino de los spa de Atlanta. De 21 años residente de Woodstock, Robert Aaron Long, vivía con sus padres y asistía a la Primera iglesia Bautista Crabapple de Milton.
Al parecer padece de un trastorno de control de impulsos, según se desprende de su ingreso al centro de rehabilitación de Maverick Recovery localizado en Roswell, Georgia, entre agosto de 2019 y comienzos del 2020.
Aun cuando los responsables del establecimientos no han hablado a la prensa por cuestiones de confidencialidad, un compañero de cuarto de Aaron Long habló con CNN y Reuters sobre su paso por allí.
Tyler Bayless, aseguró que lo conoció cuando también él mismo asistía al centro para recuperarse de su dependencia a drogas.
Bayless indicó que le sorprendió la noticia del asesinato en los salones de masajes y confirmó que el joven asesino habría estado en el centro para rehabilitarse de su problema de impulsos sexuales y dijo que se manifestaba religioso, pero que recaía.
El año pasado, Aaron Long habría estado en una casa de paso para continuar con su rehabilitación. Pero según las investigaciones, también frecuentaba los spa y gastaba muchas horas mirando pornografía en internet.
Por lo anterior, se conoció que sus padres lo habían despedido de su casa como castigo por no mostrar recuperación, un día antes de los trágicos hechos.
El mismo día de la masacre, habría comprado legalmente un arma de 9 mm y en declaraciones a los investigadores, Aaron Long, pensaba suicidarse pero quería eliminar con algunos lugares que ofrecían tentación para personas como él que padecen de estos trastornos.
¿Qué hacer en estos casos?
En diálogo con El Nuevo Georgia, Pierluigi Mancini, experto en salud mental, advierte que hay cierta predisposición o vulnerabilidad biológica para que una persona presente este tipo de trastornos, pero que de ninguna manera pueden conectarse a comportamientos que lleven a cometer actos de extrema violencia como los presentados en los salones de masajes de Atlanta y Acworth.
“No hay ningún estudio que diga que personas con esta condición terminen en actos como los ocurridos”, indicó Mancini anotando que estos casos de trastornos de control de los impulsos sexuales lo sufren entre un 3 y 6 por ciento de la población, pero existe controversia respecto si estas conductas estarían relacionadas con otros problemas de salud mental.
“Por lo tanto se vuelve un reto a la hora de evaluar cuándo una conducta sexual compulsiva puede desembocar en comportamientos que no son saludables”.
Para determinar si alguien sufre algún tipo de trastorno de esta naturaleza, los especialistas analizan entre otros los siguientes factores, salud física y mental, así como el bienestar emocional general, pensamientos, conductas y compulsiones sexuales que son difíciles de controlar.
Igualmente, las relaciones familiares, consumo de alcohol, drogas y problemas que la conducta sexual ocasiona.
Mancini coincide que hacer un diagnóstico muchas veces es un reto para los especialistas. Advierte que hay casos que muchas veces son difíciles de tratar porque el sexo es parte de nuestras vidas y la persona no podría rehabilitarse y luego regresar a su punto inicial.
¿Cómo tratar estas condiciones de salud mental?
En el caso de Robert Aaron Long, que pasó varios meses en un centro de rehabilitación no pudo recuperarse y continúo teniendo este tipo de trastornos y no buscó ayuda profesional sino intento él mismo eliminar los factores de riesgo con las trágicas consecuencias de la masacre que llevó a cabo.
El tratamiento para este tipo de trastornos incluye las sicoterapias como: terapia cognitiva conductual; la terapia de aceptación y compromiso; y la psicoterapia psicodinámica, las cuales se desarrollan de manera individual, grupal, familiar y en pareja dependiendo del caso.
En cuanto a los medicamentos se recomiendan aquellos que actúan sobre las sustancias químicas del cerebro relacionados con los pensamientos y comportamientos obsesivos.
Entre ellos, los antidepresivos, estabilizadores del estado de ánimo, anti andrógenos y naltrexona, también utilizados en los tratamientos de adicción a las drogas.