La batalla de los viejos por el pasado
“Ancianos, los que decidieron el voto a favor del Brexit”, tituló el diario Excelsior de México, por su parte El Tiempo de Colombia decía: ‘Brexit’: el día en que los viejos decidieron el futuro de los jóvenes; el portal DW.com, no se quedaba atrás: “Brexit: gracias al voto de la tercera edad” y El Mundo de España fue mucho más allá con este cuestionamiento: “¿Por qué tenemos que aguantar que los viejos decidan nuestro futuro?”
Esas fueron algunas de las reacciones a la estrepitosa salida de Gran Bretaña de la Unión Europea tras un referendo que medía fuerzas entre quienes querían su continuidad y quienes añoraban las viejas épocas de grandeza y votaban por salir de la UE, lo que ya empezó a traer consecuencias de dimensiones catastróficas a la región separatista.
A un pequeño negociante de Plaza Fiesta o al dueño de una compañía de construcción en Marietta ¿qué carajos le importa si la Gran Bretaña se va o se queda en la Unión Europea?
Seguramente le importaría menos, si no es porque, quienes decidieron el futuro de millones de personas, entre ellos las presentes y futuras generaciones fueron quienes ya van casi de salida y siguen creyendo que es mejor vivir aislados del resto del mundo, máxime si la costumbre ha sido ver a todos por encima del hombre, por razones de raza, especialmente, como es el caso de los británicos.
Veamos estas cifras: De acuerdo con el portal YouGov, 75% de los votantes de entre 18 y 24 años votó por permanecer en la Unión Europea, al igual que hasta 56% de aquellos de entre 25 y 49, en cambio, 56% de personas entre 50 y 64 años, y 61% de los mayores de 65 años se pronunciaron en contra.
El Brexit, como se denominó a la salida de la Gran Bretaña de la Unión Europea, ganó con 52% del voto.
En abril pasado, un estudio, elaborado por el Instituto de Política de la Universidad de Harvard–IOP, en inglés— concluyó que entre los posibles votantes de 18 a 29 años de edad, la candidata demócrata Hillary Clinton obtendría un 61 % de su respaldo, frente a un 25 % de apoyo a Donald Trump, mientras que un 14 % se mostró indeciso.
En ese orden de ideas, la aspirante demócrata a la Presidencia de EE.UU, Hillary Clinton sería la candidata elegida para llegar a la Casa Blanca entre los más jóvenes, por delante del favorito entre los republicanos, el magnate Donald Trump.
Pero las cosas no son tan fáciles como aparentan, porque precisamente son en su mayoría los ancianos blancos los que están saliendo a dar su apoyo a Trump y menos jóvenes, hasta el momento, están saliendo a votar, independientemente de sus gustos partidistas.
De acuerdo a un estudio solicitado por las principales cadenas de televisión del país, el 91% de los seguidores de Donald Trump es blanco. Sus apoyos están principalmente en el grupo de hombres blancos, solteros, con bajo nivel educativo y mayoritariamente conservadores. Un 36% dice ser evangélico y un 34% acude a la iglesia una vez por semana.
La batalla de los viejos de seguir viviendo o evocando el pasado, resulta peligrosa en un mundo que ya dio su salto a la globalización, y en un contexto en el que, se ha demostrado que tanto los problemas como sus soluciones van tomadas de la mano de la cooperación, y no del egoísmo a ultranza de quienes como los viejos flemáticos ingleses, y el candidato del copete, se creen superiores a los demás.
Necesitamos que ese pequeño impulso que están tomando los jóvenes latinos saliendo a votar y participando, se incremente para las elecciones de noviembre y siga su efervescencia para futuros comisiones, porque no es justo que quienes ya han vivido su vida a su manera, priven a las nuevas generaciones de la oportunidad de desarrollar su propio estilo de mundo.
