Me toca a mí

 Me toca a mí

editorialPor: Cristian Ramos
Desde hace semanas se ha hecho gran algarabía dentro de la comunidad latina alrededor del país, y con mucha razón, dado los comentarios desenfrenados e instigadores del candidato republicano Donald Trump.

Desde el lanzamiento de su candidatura hasta en entrevistas recientes, Trump ha hecho comentarios que hirieron y ofendieron a muchos que trabajan día y noche para que este país pueda poner alimento sobre las mesas y que construyen y reparan nuestras calles y casas, literalmente, como es el caso de muchos latinos y latinas.

Por otro lado, los cometarios negativos de Trump sacaron a relucir dos aspectos importantes de nuestra comunidad: la unidad que puede haber cuando nos atacan, como lo fue el boicot financiero que llevó al magnate Trump a perder millones de dólares, y por otro, que son los jóvenes en quien hemos invertido, y en los que debemos seguir invirtiendo.

Yo creo que no hay nada más ofensivo y despectivo que se haga referencia a nuestros hijos e hijas latinas que nacieron en este país como a “bebes ancla”, como sugiriendo que ellos solamente representan para nosotros un instrumento que usamos para suplir nuestras aspiraciones financieras.

No es solo ofensivo sino que es falacia puesto que ellos son una de las razones principales, sino la más importante, por la que el latino trabaja y se esfuerza día a día. No sería exageración decir que todos los padres latinos han dicho por lo menos una vez a sus hijos, “Nosotros trabajamos para que a ustedes les vaya mejor en la vida que a nosotros.”

No solo es una aseveración cultural sino humana… todo padre desea lo mejor para sus hijos. Es exactamente en esta frase donde yace, no solo la realidad generacional de los jóvenes latinos, sino las ventajas, deberes y expectaciones de la misma.

Los jóvenes latinos no solo representan el futuro de la población hispana del país sino del país como tal, dada las tasas altas de natalidad y de inscripción académica en nuestra comunidad, que por si acaso no sabían, ayuda al número poblacional requerido para que la fuerza laboral se mantenga estable.

Si no hay trabajadores, no hay economía y Estados Unidos sin los latinos no solo se queda sin comida en la mesa sino que no sostiene su fuerza laboral. El caso es que el latino ya esta acá, desde hace tiempo, y de acuerdo con estimados de expertos del censo nacional, la población latina será 30% de la población estadounidense para el año 2050.

Estos datos no solo deben ser ocasión de sorpresa sino de cuidado, puesto que lo que hagamos ahora, si seguimos invirtiendo en la juventud o no, tendrá repercusiones en pocos años. Porque aunque no lo creamos, los años pasan volando y en un instante estaremos viendo a estos días en el pasado y lamentaremos o celebraremos.

Y si, esta sorpresa y cuidado no solo cae a los pies de los padres latinos sino mucho más a los pies de los jóvenes latinos que están en la escuela secundaria o universidad. Es importante notar que es el joven adulto y adolescente latino, es el que sin planearlo se convierte en el puente cultural entre sus padres inmigrantes y la comunidad de habla inglesa.

A fin de garantizar una comunidad latina ejemplar y de liderazgo, esta generación debe “entretejer sus talentos, conexiones, y amistades, dentro de los de su generación”, como les decía Roger Trueba, miembro de la junta ejecutiva de la Organización Hispana Promoviendo la Educación (HoPe), a estudiantes de la Universidad del Norte de Georgia (UNG), en una reunión mensual.

El joven latino no puede olvidar que es sobre los sacrificios de sus padres, que incluye aguantar insultos como los de Trump y los patrones, sobre los cuales pueden edificar y progresar en este país de oportunidades.

Nos tocará en nuestro momento, a los un poco más jóvenes, sino es que ya nos está tocando, pensar, planear y actuar en cuanto a qué vamos a hacer con el sacrificio de nuestros padres que hoy se convierte en la antorcha olímpica que decidimos apagar o continuar, hasta que podamos repetir como nuestros padres a nuestros hijos “nosotros luchamos para que a ustedes les vaya mejor en la vida.”

Ciertamente nuestra lucha no tiene que ver con cruzar un desierto, trabajar en las granjas o polleras, ni tampoco esperar en línea para que llegue el traductor. La realidad es que tendrá que ver con cuanta preparación académica y de vida buscamos obtener.

En fin, el propósito es que antes de que partan nuestros viejos y se esfumen sus huesos, podamos decir “Me toca a mí.”

Editor

Rafael Navarro, es Comunicador Social- Periodista de origen colombiano, ha trabajado por más de 30 años en medios de comunicación en español, tanto en Colombia como en Estados Unidos, en la actualidad es editor del periódico El Nuevo Georgia.

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