La razón del más fuerte

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«La razón del más fuerte siempre es la mejor», escribió La Fontaine en su fábula «El lobo y el cordero». Podemos constatar que tenía mucha razón, y nuestro siglo no escapa a esta regla.

Sin hablar del terrorismo que quiere que sus ideas triunfen mediante la violencia, nuestro mundo está totalmente gobernado por la fuerza. Los más fuertes o los más numerosos imponen sus leyes. En la sociedad actual, débiles y vencidos a menudo son oprimidos.

¡Qué contraste con Jesucristo! Cuando estaba en la tierra sólo manifestó dulzura y humildad; no impuso sus enseñanzas. Tenía un poder infinito, sin embargo sólo lo empleó para aliviar y sanar a todos los que venían a él. Incluso cuando fueron a buscarlo con espadas y palos, no mostró resistencia; aceptó ser crucificado para salvar a los que estaban perdidos.

La Biblia declara: Fue crucificado en debilidad (2ª Corintios 13:4). Pero “Dios… le resucitó de los muertos y le ha dado gloria para que vuestra fe y esperanza sean en Dios” (1ª Pedro 1:21). A la aparente razón del más fuerte, él respondió mediante la razón del amor.

Aún hoy Dios no impone nada al hombre, sino que en su bondad le insta a que se arrepienta y reciba el perdón de sus pecados, porque Jesucristo murió para expiarlos. No hay mayor pecado ante Dios que despreciar la humildad y el amor de su Hijo.

Editor

Rafael Navarro, es Comunicador Social- Periodista de origen colombiano, ha trabajado por más de 30 años en medios de comunicación en español, tanto en Colombia como en Estados Unidos, en la actualidad es editor del periódico El Nuevo Georgia.

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