Movimiento Santuario en Atlanta

 Movimiento Santuario en Atlanta

Para quienes desde Atlanta escuchamos apenas hablar del movimiento Santuario, hasta podríamos creer que se trata de un tema coyuntural a raíz de la retórica supremacista del nuevo presidente, sus asistentes y del partido republicano en general, pero no. Se trata de algo que ha estado en el país por alrededor de 30 años y aunque su origen tiene que ver con los inmigrantes, las circunstancias de su creación son un tanto distintas.

El movimiento Santuario, nació en el sur de Arizona para ayudar a un grupo de inmigrantes centroamericanos, en su tránsito hacia Estados Unidos, y es el mismo que hoy se propaga a nivel nacional ante una inminente persecución hacia las comunidades extranjeras, especialmente por su origen, raza y color.

“El Movimiento Santuario comenzó el 24 de marzo de 1982 cuando un grupo de miembros de la iglesia Southside Presbyterian en Tucson anunció al Gobierno de Estados Unidos que estaba dispuesto a violar las leyes migratorias al convertir en un ‘santuario’ su iglesia para refugiados provenientes de Centroamérica, que estaban escapando de los denominados escuadrones de la muerte”, según relata la Prensa Ecuménica.

Esos refugiados eran parte de un grupo de 26 indocumentados provenientes de El Salvador quienes fueron abandonados por un “coyote” al tratar de cruzar la frontera de Arizona en julio de 1980.
La mitad del grupo falleció víctima del intenso calor del desierto antes de que fueran encontrados por agentes de la Patrulla Fronteriza. Los 13 sobrevivientes fueron procesados y debido a que eran indocumentados de inmediato fueron puestos en proceso de deportación.

Hoy no se trata de inmigrantes cruzando la frontera. Se trata de familias enteras que habiendo vivido en el país, levantado a sus hijos, hacer florecer negocios o contribuir con su mano de obra al engrandecimiento de la nación más poderosa del mundo, corren el riesgo de ser perseguidas y deportadas a una tierra que incluso para muchos ya es desconocida.

En Atlanta los primeros meses del año, tal como lo fueron en el 2016 han sido muy perturbadores para los inmigrantes sin estatus legal, ya que agentes de inmigración se han paseado por vecindarios y han sembrado el terror, mientras cumplen con “el deber” de llevarse para deportar a los que las autoridades consideran son un peligro para la seguridad de Estados Unidos.

Aunque no se trate realmente de delincuentes de esa talla o de peligros inminentes como los quieren hacer aparecer, en el fondo la raíz de todo es haber violado las normas migratorias en cuanto a permanecer más del tiempo del que se les había asignado, por un lado, o simplemente haber pasado la frontera sin un debido permiso, y ganarse el sustento para sus familias, la situación sigue siendo la misma, hoy aderezada con el discurso que conlleva al odio, al menosprecio e incluso a la vejación y al ataque físico, azuzado por el propio presidente y sus más inmediatos cómplices y colaboradores.

Con este panorama, y entendiendo que incluso los grupos de odio han venido en franco crecimiento desde la llegada de Donald Trump al poder, es como el movimiento Santuario ha hecho su aparición en Atlanta, donde un número aun no establecido de congregaciones busca las maneras para poder responder en un momento dado a las exigencias del momento y albergar a familias enteras que puedan huir de la persecución del sistema.

Al activista por los derechos humanos como Timothy McDonald de la Primera Iglesia Bautista Iconium del sur de Atlanta, fue uno de los primeros en hacer el anuncio de manera pública y abierta y al mismo se han unido, iglesias como la Presbiteriana de Decatur o la Unitaria y Universalista del Norte de Metro Atlanta, lo mismo que se perfilan por el lado de las católicas algunas misiones que por tradición han sido un soporte de la comunidad latina y que hoy solo esperan el visto bueno de la arquidiócesis que las regenta.

Podría decirse que a esta pequeña lista falta agregar muchos nombres y muchas más buenas intenciones por parte de otros grupos religiosos que dicen predicar un evangelio de amor al prójimo, pero que con su silencio y su apego a las “leyes” de los hombres, desconocen y ponen en entredicho las enseñanzas del dios que dicen que les guía.

Editor

Rafael Navarro, es Comunicador Social- Periodista de origen colombiano, ha trabajado por más de 30 años en medios de comunicación en español, tanto en Colombia como en Estados Unidos, en la actualidad es editor del periódico El Nuevo Georgia.

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