No estamos seguros, pero esperamos más transparencia por el respeto a nuestro derecho al voto

Por estos días, el secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger anunció que la empresa tecnológica centrada en la seguridad, Dominion Voting Systems, será la encargada de implementar un nuevo sistema verificado de papeletas de votación con miras a las próximas elecciones.

“La implementación del nuevo sistema de votación segura comenzará de inmediato y estará en su lugar y operando completamente para la Primaria Presidencial del 24 de marzo de 2020”

Dijo además que, la seguridad de las elecciones es su principal prioridad y que esperaba trabajar con expertos en elecciones a nivel local y nacional para instituir mejores prácticas y continuar salvaguardando todos los aspectos de la seguridad física y cibernética en un entorno de amenazas en constante cambio.

Eso suena bien, entendiendo que las pasadas elecciones para gobernación estuvieron plagadas de irregularidades evidentes y comprobadas que fueron desde la ineficiencia de las máquinas de votación, que ocasionaron demoras en condados como DeKalb y Fulton, hasta la echada a la basura de miles de votos, especialmente de minorías, so pretexto de que, se sospechaba de irregularidades en la registración inicial.

Todo lo anterior, que fue puesto en evidencia ante los tribunales por la organización Fair Fight, la que surgió tras el estrecho margen de diferencia entre, el ahora gobernador y su oponente Stacey Abrams, es lo que no debe repetirse, ni en Georgia ni en ningún otro estado, porque no solo es la dignidad del votante la que se pone en juego, sino la credibilidad de nuestros gobernantes y las instituciones.

“No se equivoquen porque fue resultado del arduo trabajo de litigio, activismo y defensa que el estado ha elegido Dominion Voting Systems sobre ES&S para la compra más grande de máquinas de votación en la historia de Estados Unidos”, dijo la vocera de Fair Fight Georgia, y resaltó.

“ES&S se ha infiltrado en el gobierno de Georgia, sobornando a los políticos, se protegió de las solicitudes de registros públicos, y fracasó una y otra vez, y, debido a los esfuerzos de meses y meses de nuestros aliados para exponer esta corrupción, la elección por parte del estado no es tan mala como podría haber sido”

Sin embargo, y a pesar de que anuncio sigue sonando bien, ya no se puede hacer nada para cambiar el hecho de que las boletas de papel marcadas a mano son más seguras que las elecciones realizadas por máquinas. 

“No se puede confiar en que el Equipo del gobernador Kemp proteja la integridad del sistema electoral de Georgia después de que su oficina haya comprometido en varias ocasiones la información personal de los georgianos”

Pero los críticos fueron más allá, la presidenta del partido demócrata señaló “El anuncio del Secretario de Estado se produce después de meses de negociaciones a puerta cerrada y un proceso absolutamente opaco, ocultando el mayor contrato de máquinas de votación de la historia de los votantes de Georgia que lo están pagando. 

Si bien es una buena noticia para los georgianos que, por primera vez, su Secretario de Estado optó por no continuar con el control corrupto de ES&S, el camino para asegurar las elecciones sigue siendo largo, y concluyó diciendo:

“No se equivoque: esta elección hace poco para superar la última década de incompetencia y supresión activa de votantes bajo la administración de Kemp / Raffensperger. Desde comprometer la información personal de los georgianos y mal administrar las elecciones de 2018 hasta las audiencias judiciales de la semana pasada que revelaron serias preocupaciones de seguridad electoral, estos Secretarios de Estado todavía tienen mucho por qué responder”.

 No cabe duda de que, si al final el propio gobierno estatal terminó por reconocer algunas inconsistencias y finalmente el cambio de máquinas, es por lo mal que se llevaron a cabo las elecciones de 2018, quedando serias dudas acerca de cómo el Secretario de Estado pretende realizar las elecciones de 2019. 

Ojalá y haya más supresión de votantes, ni sombras marcadas de dudas y manipulación del voto, especialmente de las minorías, porque eso seguiría siendo un mal precedente para la democracia.