¿Cómo nacer de nuevo?
“Os es necesario nacer de nuevo”. Estas palabras, pronunciadas por Jesucristo, designan un paso indispensable para tener una relación con Dios.
Uno nace de nuevo por la acción de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo en lo más profundo de sí mismo. Recibida con fe, la Palabra ilumina el alma, el Espíritu la vivifica y comunica la vida de Cristo.
Cualquiera que sea nuestro pasado, que hayamos vivido en el anonimato, o en el libertinaje, o incluso como religiosos, todos necesitamos pasar por el nuevo nacimiento para escapar al juicio que merecemos.
La luz divina entra en el alma consciente del amor de Dios, y la lleva a arrepentirse y a creer. El evangelio de Lucas cuenta la historia del hijo rebelde que dejó la casa paterna. Más tarde, consciente de su estado lamentable, se dijo a sí mismo: “¡Yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado… Ya no soy digno de ser llamado tu hijo” (Lucas 15:17-19).
La conversión está acompañada por el arrepentimiento. En el lenguaje militar, un soldado hace una «conversión» cuando, lanzado en una dirección, se detiene un instante y se va en la dirección opuesta. Desde mi nacimiento yo estaba naturalmente vuelto hacia el pecado. Una vez nacido de nuevo, de la vida de Cristo, me volví hacia Dios, lo que cambió radicalmente mi manera de vivir.
No podemos obtener este nuevo nacimiento por nuestros propios esfuerzos. En el idioma original, la palabra traducida por “de nuevo” también significa “de lo alto”. Es Dios, y solo él, quien puede cumplir este milagro. Y quiere hacerlo para todos.