Morir intentándolo
Por: María Isabel Pérez
Suena poético. Pero es aterrador y macabro. La triste suerte de los 53 migrantes muertos en un camión de remolque abandonado a un costado de una vía en Texas cuando se dirigía a la frontera de los Estados Unidos nos recuerda que lograr el sueño americano puede convertirse en una auténtica pesadilla.
Pagar miles de dólares, a veces a personas inescrupulosas, dejar la familia, realizar una penosa travesía de días, por el desierto o el río, exponerse a ser capturado por las autoridades. La gente parece que está dispuesta a todo, incluso a morir. Incluso muchos jóvenes solo piensan en hacer el viaje una vez cumplen la mayoría de edad. Es su proyecto de vida que puede cobrarles la vida.
En sentido figurado atravesar la línea fronteriza representa para el migrante la diferencia entre las dificultades y a veces la miseria que quieren dejar atrás y un futuro próspero que anhelan lograr. Esta esperanza es alimentada por las historias de los familiares, parientes o amigos que aseguran tener una mejor vida en los Estados Unidos. Esta es la razón por la que muchos se arriesgan a cualquier cosa con tal de alcanzar “el norte”.
Aunque ese panorama a veces no corresponde a la realidad, es decir, si bien hay muchas oportunidades, y se pude triunfar, las personas deben trabajar duro para vivir modestamente y si se ha llegado sin documentos o inspección legal se debe permanecer en la sombra o buscar la manera de evitar caer en el radar de las autoridades migratorias. Tarea que se está volviendo cada vez más complicada para los recién llegados.
De alguna manera, como inmigrantes contamos nuestras historias a nuestra manera. Como una evasión natural y humana tendemos a olvidar lo feo y quedarnos con lo bueno del proceso, sutilmente alimentamos las expectativas de quienes anhelan lograr al menos una oportunidad para intentarlo.
El caso del remolque es muy lamentable. Decenas de personas hacinadas en el vehículo convertido en un horno, sin aire acondicionado y con temperaturas de alrededor de 100 grados Fahrenheit, provocó que muchas personas se deshidrataran rápidamente y murieran en poco tiempo. Otras estuvieron a punto de perecer, pero contaron con la suerte de ser encontradas a tiempo, para eludir la muerte.
Se sabe que cuatro personas están detenidas. Mucho tendrán que explicar. De su parte las autoridades norteamericanas tendrán que llegar al fondo de lo sucedido por cuanto el camión que transportaba a los migrantes al parecer salió de territorio estadounidense e involucra a ciudadanos que estarían en el negocio del tráfico de personas a través de la frontera.
A sabiendas de todos estos riesgos, los migrantes se lanzan en la búsqueda de ese mejor futuro, no importando las consecuencias. Lo sucedido en Texas es el reflejo de que muchos seguirán intentando pasar la frontera aunque mueran en el intento. Al fin y al cabo no es la primera vez. Decenas de personas mueren al año intentando pasar al otro lado de la frontera con destino a Estados Unidos.
Lo más triste de lo acontecido en Texas es que esto no para aquí. Mientras tratamos de entender cómo pueden suceder tragedias como esta, seguramente más inmigrantes, muchos de ellos menores de edad están en el camino de arriesgar la vida para llegar a la que consideran su tierra prometida en donde fluye leche y miel. Lo cierto es que el camino es pedregoso y muchas veces terminan descubriendo que al final tiene sabor a hiel.