Jóvenes, pero con los pies en la tierra!

Por Rafael Navarro-ENG.

Parecieran ya acostumbrados a las cámaras y los reflectores, sonríen, caminan, toman en serio las sugerencias para registrar mejor en cámara, repiten una toma y de nuevo está ahí su sonrisa, en los últimos días han tenido muchas emociones fuertes, pero sin dejarse robar la tranquilidad y la disposición siguen hacia adelante.

Ella tiene 18 años, es originaria de México, y se acaba de graduar de la escuela superior de Cross Kyes con el mejor promedio entre todos los estudiantes. Se llama Laura Ramírez y no esconde para nada la satisfacción del deber cumplido y de saber que los ojos de todos, el día de la graduación estuvieron sobre ella.

El es Carlos Alberto Guzmán, habla claro y con propiedad, también tiene 18 años, sus ojos le brillan cuando cuenta que fue candidato a presidente de los estudiantes y ganó, el día de la graduación llevaba una banda que lo identificaba con ese rango y le hacía sobresalir, dice que quiere ser Administrador de Empresas.

Historias paralelas.

Conchita Gómez, quien este año cumple 25 de estar laborando en la escuela Cross Kyes de Atlanta, ha visto como muchos de sus alumnos han desfilado por ese recinto educativo y entre ellos pudiera contar mil historias de éxitos y fracasos, pero esta vez está dichosa de hablar de sus dos “muchachos”
“Laura y obtuvo las mejores calificaciones de toda la escuela, se gradúa con todos los honores, es una niña súper inteligente, yo quiero que la gente sepa que ella es alumna de esta escuela”, dijo Gómez cuando nos presentaba a los estudiantes.

“Carlos, se gradúa con un promedio bueno, pero su historia es fascinante, es el presidente de los estudiantes, es un muchacho muy brillante”, afirma.

Y en efecto así es. Estos dos jovencitos han sabido contraponerse a las dificultades y retos que la vida les ha impuesto y hoy no solo han iniciado un nuevo ciclo en sus vidas cargado de honores, sino que están consientes que es otro peldaño más donde podrán encontrar obstáculos pero van dispuestos a enfrentarlos.

Quiere ayudar a su gente

“Es mucho orgullo no solo para mí sino para mi familia y mi comunidad especialmente para mis Boys and Girls Club, básicamente esto me ha demostrado que teniendo muchos sueños y dedicándole tiempo muchas cosas podemos lograrlas”, dice Laura, refiriéndose a sus calificaciones que fueron las mejores en toda su escuela.

Dice que para ella no ha sido difícil sobresalir, aunque reconoce que como latina, muchos fueron los que quisieron minimizar su esfuerzo y desmotivarla para continuar.

“Para mí no fue difícil sobresalir, si fueron difíciles algunos obstáculos en mi vida pero ya viendo para atrás me daba cuenta de que esos obstáculos estuvieron ahí para traerme a donde estoy ahora en mi vida”, dice orgullosa.

Y es que, con el promedio de 4.1 en todos sus grados, ha podido obtener las becas necesarias y suficientes para llevar a cabo sus estudios de Biología en el Agnes Scott College y proseguir en la Universidad de Emory donde piensa especializarse en enfermedades renales.

“Quiero estudiar eso, porque me gustaría ayudar a mi gente, sé que hay mucha necesidad en ese campo”, advierte.

Seré un administrador.

Cuando Carlos entró a la escuela él mismo admite que no estaba enfocado y que se dedicó a tener novias y de alguna manera a descuidar sus estudios.

“No le prestaba atención a la escuela, pero comencé a tocar fondo y empecé a sentir que necesitaba superarme y seguir adelante para poder sobresalir…”, dice el joven cuyo promedio fue de 3.65, y aunque admite que no fue el mejor ni llegó al 3.7 que le hubiera gustado se siente orgulloso de ello.

Dice que en su proceso de recuperación luego de las malas experiencias, comenzó a hacer más actividades extracurriculares y a involucrarse con los Boys and Girls Club y en el proyecto “Levantando las Voces Latinas”, donde tuvo la oportunidad de compartir sus experiencias con otros chicos e iniciar un proceso de autodisciplina que finalmente reconoce que le funcionó.

“Este año decidí correr para presidente y gané, también entré a hacer servicio comunitario para entrar al college…” afirma.

“a los jóvenes les digo que no la vayan a regar en el noveno grado, porque si no le echan ganas la van a echar a perder cuando lleguen al 11 y 12… Échenle ganas a la educación eso es algo que nadie te podrá quitar…”, dice en tono convencido y firme.

Sabe que como joven las distracciones y las presiones a las que se vio sometido pudieron haberlo descarriado, pero logró encontrar de nuevo el camino y ello le permitió ser una de las figuras del día de su graduación, porque como presidente de los estudiantes tuvo que pronunciar uno de los discursos centrales de la ceremonia.

“No importa si te dicen oh eres un looser, porque no vas a fiestas o cualquier cosa, en 10 o 20 años en tu vida nadie se va a acordar de esa fiesta y de lo que la gente se va a acordar es de lo que has hecho, de tus logros académicos o cualquier otro que puedas lograr… no de una fiesta… nadie se va a acordar de eso!”, afirma el joven.

Carlos irá a Reinhard University en Waleska Georgia, becado por la Fundación Goizueta para seguir su sueño de ser un Administrador de Empresas y finalmente un doctor en la materia.

Por eso, Beatriz Morales, madre de Carlos dice que se siente orgullosísima y remata su expresión con una sonrisa.

“Me siento como la mamá de los pollitos, tengo 4 hijos, Carlos es el tercero…yo siempre le he dicho que lo malo que vea en los demás no trate de hacerlo, que lo mejor que le puede quedar de la vida son los estudios porque nadie se los puede quitar…”


1. Laura y Carlos el día de su graduación.


2. Laura y Carlos son ejemplo de superación y dedicación para otros jóvenes como ellos.

Rafael Navarro

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