El “Plan B” de doña Lupe

En el centro del grupo, doña Lupe es una de las que se esposó en las rejas de la Casa Blanca hace una semana. (Foto cortesía: Fernando López)
En el centro del grupo, doña Lupe es una de las que se esposó en las rejas de la Casa Blanca hace una semana. (Foto cortesía: Fernando López)

Por: Rafael Navarro- ENG.

Lo que María Guadalupe Crespo Dueñas—mejor conocida como doña Lupe-, nunca llegó a imaginar es que sus lágrimas iban a ser televisadas de costa costa en Los Estados Unidos y en horario triple A. Los noticieros de la tarde mostraron a siete inmigrantes que desafiando los controles de seguridad de la Casa Blanca, se habían esposado a sus rejas exigiendo al presidente Obama un alto a las deportaciones y justamente en medio estaba ella.

Natural de Ciudad Valle Santiago en Guanajuato, recuerda que llegó a este país el año de los atentados a las Torres Gemelas, junto a su hija que en ese entonces contaba con 17 años, su esposo y su hijo mayor ya se le habían adelantado y aquí debía ser la reunificación de la familia.

“Tú sabes que uno pasa mucho trabajo…la necesidad lo obliga a uno a venirse”, contó doña Lupe en una entrevista radial hace algunos días en la que desencarnó el ser luchador que lleva dentro y que se resiste a darse por vencido antes que dar la batalla. “Se sufre mucho” señaló la que ahora sabe que todo se puede cuando se le echan ganas.

Una luchadora innata

En las marchas y actividades comunitarias siempre se le ve en las primeras filas, no porque quiera figurar, sino porque siempre busca estar donde pueda ser más útil, a veces parece que no estuviera y es cuando está ayudando en otras actividades, para que todo salga bien, de acuerdo a lo planificado, dice que lo de luchadora ha sido siempre.

“Hace unos 20 años a un maestro lo querían cambiar de zona y la gente no quería, sino que se quedara y por ahí alguien se enteró que yo hablaba demasiado y dijo bueno que venga para acá para que nos ayude…” recordó a El Nuevo Georgia, la mujer en lo que dice fueros sus inicios como líder entre su comunidad.

Con cierto orgullo a la pregunta de los resultados de esa primera lucha, Lupe no tarda en responder que en efecto, el maestro tuvo que ser dejado en la escuela donde los padres de familia lo querían.
“No, no se lo llevaron” dice.

Como a todos los inmigrantes, en Atlanta no le ha tocado fácil a doña Lupe, hay veces que ha llegado a las reuniones comunitarias de la Alianza Latina de Georgia por los Derechos Humanos–GLAHR, aun en ropa de trabajo, pero es porque no quiere perder tiempo, junto a su esposo don Cruz le dan a la vida lo mejor que tienen todos los días para salir adelante y a veces parece que hasta les sobrara para compartir con los demás.

Doña Lupe recuerda que, como siempre ha sido inquieta por lo que sucede a su alrededor, solía escuchar las estaciones radiales cuando iba para su trabajo en las mañanas hasta que una vez sintonizó la emisora donde GLAHR tenía su espacio comunitario.

“Yo oía todo lo que le pasaba a la comunidad y dije bueno pero si eso me está pasando también a mí” y eso la movió a querer ser voluntaria, involucrarse, trabajar por la defensa de los derechos de los demás, que además son sus propios derechos, entonces decidió buscarlos para ponerse a sus órdenes.

“Y por ahí anduve perdida buscándolos pero al final di con ellas, hace como cuatro años…”

Está convencida que lo que más ha aprendido es la convivencia. “Lo que son nuestros derechos y aprende uno a convivir con otras personas que ni son familias pero cuando nos reunimos parecemos una gran familia…” señala.

Su “Plan B”

Para quienes la hemos visto actuando en su papel de luchadora que no se arruga a nada, fue una imagen reveladora la que se presentó aquella tarde cuando varios oficiales del cuerpo de custodia y seguridad de la Casa Blanca se acercaron a doña Lupe para persuadirla de que dejara la protesta antes de ellos arrestarla.

Estaba justo en el medio de todos, y por fuera se veía a un imponente mientras desafiaba la seguridad de uno de los lugares mejor protegidos del mundo, estaba convencida entonces que ese era el sitio donde debía estar ahora porque hasta allá la habían llevado las circunstancias y la inacción de los políticos en Washington y del mismo presidente Barack Obama.

La decisión salió de una reunión que se hizo y ella se anotó para participar en esta protesta, viendo las necesidades y las injusticias que a diario son sometidas las familias inmigrantes en el país que no tienen un estatus migratorio.

Lupe dice que su esposo al comienzo no se mostró muy convencido de la decisión. “De pronto él dijo, qué vas a hacer, pero cuando yo le expliqué: es que tu sabes todo lo que está pasando con respecto a nuestros derechos y no hacer nada y dejar a un lado todo esto de pronto no vale la pena…” dice que le respondió a su esposo lo que no tuvo más que responder.
“Haz lo que tengas que hacer…” y así fue.

Lo que hicieron doña Lupe y Tomás Martínez “La voz” otro activista de GLAHR, fue unirse a un grupo de personas de otros estados para llevarle el mensaje al presidente Obama de un cese a las deportaciones indiscriminadas y el lineamiento de una acción ejecutiva que en vista del fracaso de la reforma migratoria, pueda darle a los indocumentados un estatus temporal legal que les permita trabajar y moverse libremente, es lo que se conoce como el “Plan B”

Lupe ahora confiesa que tuvo miedo de lo que iba a hacer, pero no se dejó paralizar. “Claro que si me dio miedo” dice y advierte “El miedo sigue cuando uno está pensando en que se llega la hora, porque no sabemos en realidad que va a pasar o qué policía se va a involucrar en todo esto…”

Dice que también le atacaron los nervios cuando estaba adentro de la patrulla, una vez que los oficiales la habían bajado de las rejas de la Casa Blanca y la habían esposado y llevado por desobediencia civil.

“Pero vale echar para adelante no queda de otra…” señala con firmeza, ahora cuando narrar lo vivido ya hace parte de una experiencia más de sus luchas internas, pero hay algo que conmueve cuando a doña Lupe se le pide que narre la emoción más fuerte de toda esta aventura con final feliz.

¿Qué pensaba cuando finalmente la vimos arrestada y de un momento a otro usted baja la cabeza?
Hace un ligero silencio y se puede advertir que está tomando un segundo aire, como si aquel momento regresara otra vez a hacerse realidad en su vida, entonces, la Lupe, abuela de sus cuatro nietos y férrea luchadora de las causas comunes nos muestra la parte sensible que redibuja en ella el ser que siempre ha sido.

“Cuando bajé la cabeza es porque el sentimiento ya no aguantaba más, había que dejarlo salir, es muy duro lo que se siente cuando estás ahí…es un tremendo sentimiento por mí misma, por toda la gente y dice uno a llorar no queda de otra…y eso hice”.

Tomás Martínez y doña Lupe, los dos activistas de Atlanta arrestados en Washington por desobediencia civil.
Tomás Martínez y doña Lupe, los dos activistas de Atlanta arrestados en Washington por desobediencia civil.

Editor

Rafael Navarro, es Comunicador Social- Periodista de origen colombiano, ha trabajado por más de 30 años en medios de comunicación en español, tanto en Colombia como en Estados Unidos, en la actualidad es editor del periódico El Nuevo Georgia.

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