Gotas de Gracia

El cuarto pasaje que enfatiza el absoluto perdón de nuestros pecados se encuentra en Isaías 43:25: “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.” Aquí Dios utiliza dos expresiones: Él borra todas nuestras rebeliones – o sea, elimina el expediente – y no las recuerda más.

Una persona en Canadá por haber cometido una “travesura” de adolescente, tuvo que purgar una condena. Algún tiempo después recibió el perdón de la Reina. Ahora bien, si su pasado es investigado por alguna actividad delictiva, la respuesta a dar sería: “no hay ningún expediente de esa persona.”

No es que su expediente ha sido marcado como “perdonado” sino que ha sido sacado totalmente del archivo y destruido. Ha sido eliminado para nunca más volverse a ver. Esto es lo que Dios hace con nuestros pecados. Cuando usted pone su confianza en Jesucristo como su Salvador, Dios destruye su expediente del archivo. Él ya no lo sigue guardando allí ni sigue añadiendo día tras día en una lista los pecados que usted sigue cometiendo, a pesar de ser cristiano.

Pero Dios no sólo borra todos nuestros pecados, sino que tampoco los recuerda más. Esta expresión significa que él ya no los utilizará más en contra de nosotros. El borrar nuestras transgresiones es un acto legal, un perdón oficial del gobernador supremo, pero el no volver a recordarlos es un acto de relación. Es el renunciar, por parte de la persona agraviada, a cualquier sentimiento de haber sido ofendida o herida.

Es la promesa de Dios de nunca más volver a mencionar, ni a sí mismo, ni a nosotros, nuestros pecados.

Jay Adams, en su libro titulado From Forgiven to Forgiving (De perdonado a perdonador), señala con claridad la diferencia que hay entre no recordar y olvidar:

Olvidar es pasivo y algo que nosotros, como seres humanos, no omniscientes, hacemos. “No recordar” es activo, es la promesa mediante la cual una persona (en este caso Dios) decide no recordar las faltas de alguien cometidas contra ella. “No recordar” es simplemente la manera gráfica de decir: “No volveré a mencionar este asunto ni a ti ni a nadie más en el futuro”.

Pensemos en un estudiante rebelde e indisciplinado en un aula de la escuela. Sus actos de falta de respeto al maestro pueden tener consecuencias tanto legales como de relación. Legalmente, puede ser expulsado de la escuela, y desde el punto de vista de la relación, el maestro puede llenarse de un profundo sentimiento de hostilidad hacia el estudiante.

Aunque al alumno se le permita regresar a la escuela (el equivalente de perdón), el maestro puede aún seguir sintiendo hostilidad hacia el estudiante, “recordando” su rebeldía y falta de respeto. De modo que, para poder estar bien en su aula, el estudiante rebelde debe ser perdonado tanto por las autoridades como por el maestro.

Necesita que el maestro renuncie a todo sentimiento de haber sido ofendido y convenga en “no recordar”, esto es, no volver a mencionar su mala conducta. (Obviamente, para que esto suceda la actitud del estudiante y su futura conducta deben cambiar. Pero aún así, el maestro debe decidir no recordar el pasado).

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Que la superabundante Gracia de Dios sea siempre sobre usted en Jesús. Si así lo desea también puede seguirnos en Facebook, facebook.com/crosspointencuentrochurch

Rafael Navarro

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