Casi 30 años educando contra el cáncer
Por: Rafael Navarro- ENG
Lo mismo es una mexicana tabasqueña que una guatemalteca de Escuintla, en ambos atuendos Gladys Long, quien acaba de cumplir 81 años sigue siendo aquella mujer guerrera a la que hace 35 años le detectaron cáncer de ovarios por primera vez, lo que, en vez de amilanarla, le despertó más los deseos de vivir y de servir a los demás.
Mexicana de nacimiento, latina de corazón y ciudadana del mundo por elección, Long inició hace ya 29 años una carrera contra el cáncer que la llevado a trabajar en distintas organizaciones, educando a su comunidad especialmente desde su grupo de apoyo “Entre Amigas”, en el que comparten experiencias, expectativas, consejos y antes que nada esperanza.
Nada la detiene
“Hace 29 años empecé la educación trayendo programas a la comunidad latina cuando estaba con la Fundación Contra el Cáncer, empezamos con cáncer de seno…” recuerda Long, mientras está a la expectativa porque tiene que coronar esa misma tarde a la reina de la independencia de Guatemala.
Durante esa etapa fue diagnosticada también con cáncer de piel, lo cual de alguna manera le hizo expandir los alcances de su gestión contra esta temible enfermedad hacia los hombres latinos.
“Pasamos de educar y atender solo a mujeres y comenzamos a ver a los hombres, ya que se necesita mucha educación con relación al cáncer de próstata y el cáncer de piel porque, nuestros hombres trabajan la mayoría en la construcción y están expuestos al sol”.
Con su grupo Entre Amigas, se reúne unas seis veces al año, todavía conserva 36 mujeres a las cuales apoya en su proceso y su transitar por la enfermedad y el tratamiento.
Pero lo que más la marcó en la vida, fue quizá un aparatoso accidente automovilístico, del que logró salvarse de milagro, pero no de sus secuelas.
“Después de ese accidente, quedé en silla de ruedas y los médicos me decían que no iba a volver a caminar”, narra Long sonriente mientras completa la frase.
“Fueron cuatro años los que estuve en silla de ruedas…en ese tiempo siempre me dije que debía volver a levantarme y lo hice”, añade, mientras se acomoda la corona que ahora la acredita como la reina del sur de Georgia, de un concurso de la tercera edad, el último en el que ha tomado parte.
Varias veces reina
Cuando muchas mujeres han decidido que ya no quieren o pueden seguir luchando o al menos seguir viviendo, Gladys Long, inició entonces una etapa de su vida llena de colores, desfiles, trajes de noche, luces y lentejuelas, camerinos, flores y coronas.
Dice que una amiga estadounidense la introdujo en el mundo de los reinados después de su accidente y el primer título que obtuvo fue el de “Mujer Latina de Atlanta”
Para la misma época, ya se había mudado a las montañas de Georgia, al norte de Atlanta y siguiendo su corazón, comenzó un programa para personas de la tercera edad.
En Ellijay, en estos momentos trabaja con seis latinas con cáncer de seno y cérvix, además de llevar a las casas de cuidado de los ancianos sus programas de prevención y descubrimiento de talentos.
Una de las cosas que la siguen motivando, aun con personas de la tercera edad, es que el cáncer, como ella misma admite no conoce de edad, sexo u origen y ataca a todos por igual.
Precisamente en la promoción de sus programas con la tercera edad por medio de su reinado ha podido ser testigo de cómo a dos de las mujeres que hacen parte de su grupo de 82 y 93 años les han detectado cáncer en el seno.
Un mensaje para los jóvenes
“Para las jóvenes, la mujer joven latina, primero que nada, que sean orgullosas de donde vienen, díganles no a las tentaciones de las drogas” afirma.
“Ahorita aparte de drogas hay una cosa más fuerte que son los aparatos electrónicos que las meten en muchos problemas…que no dejen la escuela que para ser algo hay que terminar la escuela, y que sigan los sueños que nunca se den por vencidas”.
“A los ancianos les digo, ellos son el legado, tienen mucho por qué vivir, no son un estorbo, no son una carga, son personas que todavía tienen mucho por dar”, concluye Long.
